• CAPÍTULO 77 •

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—Estás demente.

—Y te seguí alimentando de maldad. Después de ver como Maxon y Bratt te defendieron aquella vez supe que ustedes tenían una amistad. Por eso los mandé a la guerra, para que te contaran y que me odiaras más —se aclara la garganta, diablos, él habla muy en serio—Por eso maté a los papás de Liam, tu mejor amigo. Por eso impedí que Valentina viera a su novio cuando estaba en coma, por eso mandé a golpear a tu madre, por eso no recibí a tu padre en la casa para ver a sus hijos. Todo, todo lo que hice fue para alimentar tu ira, para hacerte la mujer que anhelaba que fueras. La mujer que amo.

—Tú no me amas, lo tuyo es enfermo Ruggero.

—¿No te amo? —se ríe.

—No, eres como un niño malcriado que quiere un juguete que no puede tener.

—Maté a mi primo por ti —sus ojos llenos de vehemencia, ¿qué?

—Mientes.

—Quisiera mentir. Pero maté a Alessandro Pasquarelli porque te espiaba una noche en nuestra recámara. Lo encontré, se hizo el payaso y lo dejé pasar porque adoraba que las personas te admiraran desde lo lejos y supieran que nunca iban a tener a una mujer como tú —frunce el ceño—Pero cuando entré y te vi desnuda esperándome, yo... me enfadé y no lo podía permitir.

Me quedo callada, no puede ser cierto, su primo murió en... en una emboscada.

—Esa noche antes de que muriera yo sentí que alguien me espiaba, creí que eras tú porque enseguida entraste pero lo hiciste enfadado —lo miro confundida—Pero es imposible, en esa emboscada casi matan a tu hermano.

—No lo iban a hacer, mi gente seguía mis órdenes. Es muy fácil desaparecer a una persona, Karol. Por eso no encontraron su cadáver, porque fui yo quien lo mató.

Ruggero está loco.

—Dejé que volcaras el auto de mi madre, la mujer que dije que más amaría en mi vida. Dejé que mataras a mi hermano, porque haría cualquier cosa para complacerte. Dejé que hicieras lo que quisieras con Cooper, mi mano derecha, porque eso te haría feliz. El vengarte. Dejé que te llevaras a dos integrantes de mi élite, que incendiaras todo lo que te compraste con mi dinero que costó millones. Te dejé cobrar cuotas en las zonas que a mi me pertenecían en Los Ángeles, porque eso te hacía sentir poderosa. Me gustaba que te sintieras así. Joder Karol, he hecho tantas cosas por ti y las seguiré haciendo porque te amo. Por eso no te dije sobre la familia de Harry, porque sabía que te dolería tal y como a mi me dolió saber que tú amabas a otro hombre.

Y ahí me quedé, tratando de razonar todo lo que me había soltado de un sólo golpe.
Arrugo las cejas confundida y abrumada.
O Ruggero está demente, o su forma de amar es muy sádica.

—Mataste a mi abuela.

—Me provocaste cuando besaste a Liam frente a mi. Tenía que darte una lección.

Y de repente, las ganas de llorar me invaden, pero no lo hago.

—Ya te enteraste que todo lo que hiciste me dejó traumas, lo sé.

—Hermes me lo contó, era de verse.

—...Todos, todos piensan que estoy loca.

—¿Todos?

—Si. Hermes, Mason, Bratt, la señora Carmen, Maxon, Liam... Harry —las lágrimas se resbalan y me siento tan estúpida por llorar frente a él—¡Pero no estoy loca!

—¡Y te creo! Yo sé que tú no estás loca, lo único que necesitas es desahogarte, hacer lo que quieres. Quieres sentirte libre, quieres competir y sentirte poderosa, una diosa, porque eso es lo que eres. Eso es en lo que yo quería que te convirtieras.
La prueba más grande de eso es que tus ataques de ansiedad no te daban cuando mataste a mi hermano, ¿cierto?

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now