Noche de Crisantemos Amarillos

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-Ustedes no lo comprenden...- Decía mientras lo sostenían.

-Estoy asustado, P0r fav0R, N0 me dej3n○□•■°◇▪︎●□◇□○●°●•□
Y durmió después de esto.

Cuando despertó seguía en su habitación, esta vez, menos mareado a como se encontraba cuando llegaron sus autoproclamados amigos. "Que extraño..."

El tacto de sus sabanas lo hizo caer en cuenta que estaba acostado en su cama, a lo que, para estar totalmente seguro, prefirió abrir los ojos y confirmarlo. En efecto, era su cuarto de los dormitorios, aunque no se encontraba solo, ya que dos adolescentes estaban sentados apoyando sus espaldas contra las orillas de la cama donde yacía el rubio.

Con tan solo sentir el movimiento del colchón, ambos miraron al de ojos escarlata, directamente a ese color vivo. Kaminari tenía cierto color rojizo en su esclerótica. ¿Había llorado acaso? mientras que Kirishima sostenía un semblante preocupado y nervioso, trataba de hacerlo pasar por enojo, pero el movimiento involuntario que generaba una de sus piernas lo delataba.

- Nos asustaste. - Kirishima prefirió acabar con el silencio. Denki atinó por dirigir sus ojos ambar hacia el sitio que le erizaba la piel, retractandose al instante. Bakugou descubrió ese desvío y quiso saber que era lo que tanto incomodaba al otro rubio. su vista bajó y por fin estuvo completamente consciente de lo que ocurría, eran sus manos. Estaban completamente vendadas, se espantó por un segundo con tan solo pensar en lo que había ocurrido, todo le vino a la mente en un esclarecedor chispazo.

Sus gritos, el dolor, la sangre que se derramaba de esa misma zona, sus propias palabras de sincero desespero, los dos jovenes sosteniendolo, lagrimas, la vista nublada.

- Estás en tu cuarto porque nos fue imposible sacarte de aquí, te resistías como nunca antes, Kaminari llamó a Aizawa-sensei. - Sus ojos demostraron su asombro y una pinta de nervios producto del brillo movedizo que los inundaba. - Conseguimos sostenerte para que él te curara las heridas, aunque tu fuerza no lo dejó trabajar al cien, dijo que volvería con un botiquín. -

El de quirk electrico suspiró mientras se frotaba el brazo, traía una quemadura, nada tan grave, pero denotaba la lucha incanzable que dio lugar en esa habitación. - Cuando sea de día te llevaremos con recovery girl, por el momento, te vamos a cuidar hasta que el Sensei vuelva. -

El rubio de quirk explosivo chistó con tan solo pensarlo.

- La hora... - Se sorprendió al sentirse completamente exahusto solo por haber hablado un poco, quiso mover los dedos de sus manos, cada una de sus acciones se sentían pesadas. ¿Sedantes?

- Es de noche, faltarán unos minutos para la una de la mañana si acaso. - Le respondió interpretando la pregunta incompleta. - ¿Por qué... digo, bueno, tu sabes... - Miró detenidamente los vendajes de su amigo tratando de tomar confianza y asincerarse.

No quería responder, ese tema lo hacía sentir enfermo, siempre lo hizo, desde pequeño supo que las flores eran una mierda, y siempre estuvo orgulloso de no tenerlas, "nunca tendré que demostrar mi debilidad a nadie" se recordó decir alguna vez, pero, por alguna extraña razón, todos esos pensamientos se sintieron, ¿vacíos?

- ¿Siempre las tuviste y nos mentiste? - Soltó Eijiro, ¿Esa era su preocupación? el no saber si este mismo daño se lo hacía de constante. El interior de Katsuki se sintió morir por unos instantes, su inconsciente exigió darle una respuesta.

- No, es la primera vez que... - Su voz se atascó en la garganta, tomó aire y continuó. - Que me salen esas mierdas. - su comentario sonó asqueado, logrando transmitir ese cuestionamiento a sus amigos, "Bakugou odia las flores"

Dying in flowersWhere stories live. Discover now