Capitulo diez

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— ¿Que estás qué? —preguntó Jin.

—Embarazado, Jin, estoy embarazado —dijo de nuevo jimin. Se quedó en silencio durante unos segundos antes de hablar—. Sé que es mucho para asimilar.

— ¡Obviamente! —exclamó Jin desde donde estaba sentado acariciando a Sally—. ¿Sabías de esto, Sally? —la perra resopló y Jimin sonrió.

—Estamos emocionados por este bebé y esperamos que tú también.

—Estoy muy contento, nunca pensé que Jimin yo-no-quiero-hijos-ahora Park iba a ser el embarazado primero —reí.

—Estoy de dos meses —dijo la cabeza apoyada en mi brazo.

— ¿Puedo ser el padrino?

—tae, no ha nacido todavía.

—Estoy asegurando mi lugar —reí y volví la cabeza hacia jimin. Apreté los labios juntos por un breve momento antes de volver la mirada a nuestros amigos.

— ¿Dónde vamos a cenar?

Tomó unos meses para aparecer pero recuerdo el día en que lo sentí.

—Jungkook, ven aquí —Jimin me llamó y me acerqué lentamente.

— ¿Qué es? —pregunté y él puso su mano alrededor de mi muñeca. Sentí el contacto con la suave piel de su estómago—. Sí, Jimin, lo sé.

—No se siente realmente — insistió. Di un paso atrás y mi mano cayó sobre su estómago—. Presiona un poco hacia abajo —lo hice y fue entonces cuando lo sentí. Fue un golpe muy duro. Se curvaba hacia afuera desde sus caderas y mostró que un bebé de verdad estaba allí. Es tu panza —dije—. Jimin, tienes una panza ahora —él rió.

—Lo sé, pensé que te gustaría sentirlo —besé su cuello y terminé dejando una marca en su piel, donde sería nuestra marca de únión. Al menos Jimin me dijo que había un hematoma allí. Yo quería creer que la gente podía ver en más de un sentido lo mucho que él me pertenecía.

—Ahora la gente puede verlo —dijo Jimin y yo asentí.

—Sí, ahora la gente puede verlo.

Un día estaba con Jin para conseguirle a Jimin un anillo real.

—No sé lo que le gustaría jungkook, descríbelo —rogó Jin.

—Hmm, me dijo que le gusta el oro blanco y no iba a ser un fan de algo demasiado grande o llamativo —dije, Jin tarareó e hizo un jadeo de alegría.

—He encontrado uno, jungkook, ¡está en venta también! —Sally me guió hacia jin y el vendedor lo sacó.

— ¿Está bien si lo siento? —pregunté.

—Por supuesto —pasé los dedos sobre la banda y sonreí cuando sentí los pequeños chips en el frente de él—. ¿Qué son?

—Diamantes.

—Es perfecto, Jin.

—Qué bueno, tienes un prometido embarazado esperándote en casa.

Cuando llegué a casa, entré en la cocina y cuando Jimin tocó mi brazo me puse de rodillas.

—Jungkook, ¿qué haces? —preguntó.

—Park Jimin, ¿quieres casarte conmigo?

—Ya he dicho que sí a eso —dijo, saqué el anillo y se quedó sin aliento—. Oh, Jungkook, no tenías que hacerlo —reí cuando él puso su mano en la mía y me deslizó el anillo.

—Lo sé, pero te lo mereces —besé su ligeramente redondeada panza de cuatro meses de embarazo—. Me gustaría poder ver lo feliz que te ves en este momento —dije, me puse de pie y él sólo me tiró hacia delante para darle un beso.

—Puedes no ser capaz de mirarme, pero aún así puedes sentirme —dijo acariciando mi nariz con la suya.

—Me gustaría realmente poder ver cómo eres con los niños —dije y él rió.

—Puedes sentir como me veo —dijo, pasé las manos por los costados y en el estómago.

—Apuesto a que te ves genial.

—Eso está bien, lo que digas.

— ¿No lo crees? —le pregunté y él rió.

—Estoy cada vez más gordo.

—Un bebé está creciendo.

— ¿Sabes cómo puedes probar que soy hermoso?

— ¿Cómo? —pregunté desesperado por hacerle sentir lo mismo que sentía por él. Se inclinó hacia mi oído y susurró.

—Quiero que me folles.

—Tus deseos son mis órdenes.

Te sientes como en casa. - KOOKMIN Where stories live. Discover now