Capitulo uno

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Yo no era el típico alfa. Para nada el típico, no como esos chicos de moda. Estoy literalmente lejos de ser como cualquier otro alfa que he conocido. Si alguna vez has conocido a un alfa ciego que no sea yo, siéntete libre de presentarnos. Me gustaría hablar con él, y que me de algunos consejos sobre cómo encontrar omegas que no te van a utilizar para algún tipo de conveniencia.

Odiaba ser presentado como el novio ciego. No soy tu novio ciego. Soy tu novio, que solo pasa a ser ciego. Esto no es por el hecho de que estoy ciego. Todo el mundo podía saberlo por mi mirada vacía y mi perro guía. Esto se trata de algo completamente distinto.

Me senté en una mesa de un restaurante muy concurrido. El zumbido del ruido a mi alrededor quizá sea indistinto para ver a la gente, pero todo era demasiado distinto para mí. Podía oír a la dama dos mesas más allá hablar con su marido sobre el cumpleaños número trece de su hija.

—Brian, vamos, es su última fiesta de cumpleaños antes de sus dieciséis. Tenemos que hacer algo.

También podía oír la señora detrás de mí quejarse con su amiga sobre lo desorganizado que era su novio.

—Él sólo deja su ropa interior en el piso del baño y cuando le digo que la recoja, simplemente se encoge de hombros y se va —dijo su amiga y se quedó sin aliento.

El olor era muy fuerte también. Podía oler el pavo que la amiga del novio desorganizado estaba comiendo. Podía oler que el café de la mujer en la mesa junto a mí, era demasiado fuerte. Su sonido de disgusto finalmente se confirmó cuando lo bebió. Bajé mi mano debajo de la mesa y se sentí la cabeza de mi perra. Sally había sido mi perra guía durante años y la que siempre había estado allí para mí. Sentí su sedosa cabeza bajo mis dedos y le acaricié a lo largo de la línea de su cuero cabelludo frotando en sus oídos.

—Solo unos minutos más y luego tu persona preferida estará aquí —le dije mirando hacia abajo, pero probablemente no a ella. Fue entonces cuando oí los pasos, fuertes pisotones de mi amigo beta que estaba esperando, Jin.

— ¡Hola, jungkook! —la voz alta e inconfundible apareció. Hice una mueca y extendí mi mano buscando la suya.

—No tan fuerte, Jin —me tomó la mano, dejándome confirmar que en realidad era él.

—No todo el mundo tiene una audición sobrehumana como tú, Jeon.

—No tengo audición sobrehumana —le dije al sentir los callos y asperezas familiares en sus manos que en general se debían a su guitarra.

—Puede ser que tener la visión debilitada te haya hecho fuerte —bromeó, dejando que su mano deslizarse fuera de la mía.

—Mi visión inexistente quisiste decir —sentí sonido del aire que me golpeó la cara lo que indicaba que se había arrodillado.

—Hola, Sally —la voz de Jin adoptó la forma en que siempre lo hacía cuando hablaba con mi perra—. Ella es tan buena como siempre —me dijo, sentí su cola golpear repetidamente contra mi pierna. Oí el chirrido silla contra el suelo mientras se sentaba.

Me apoyé en la mesa y oí el crujido que señaló que se inclinaba más cerca de mí.

— ¿Cómo te fue en la cita de anoche? —suspiré pensando en la forma en la que su voz había sonado.

—No le gusté.

— ¿Cómo lo sabes?

—Su voz, se tensaba todo el tiempo —Jin suspiró.

—Lo siento, Jungkook.

—Está bien, lo intentaste. Estoy acostumbrado a que en las citas no me vaya bien. Nadie quiere a un alfa con discapacidad —murmuré.

Te sientes como en casa. - KOOKMIN Where stories live. Discover now