• CAPÍTULO 71 •

Start from the beginning
                                    

—¿Nerviosa tú? Yo siento que me desmayaré cuando te vea caminando hacia el altar.

—Hablando de eso, tenemos que ver cuáles canciones habrán en nuestra boda —corro a la cama—Estaba pensando en románticas, relajadas.

—Nuestro vals ya está —Harry extiende su mano para que la tome y mis ojos se iluminan al hacerlo volviéndome a poner de pie. Me sujeta de la cintura, de la mano y románticamente tararea una tonada de una canción de Ed Sheeran. Si, todo este tiempo juntos nos hemos dado cuenta que nos fascinan sus canciones a ambos, lentamente comienza a moverse como si danzara—Dígame futura señora Moore, ¿su futuro esposo es apuesto?

Me río.

—¿Por qué yo seré la señora Moore y tú no puedes ser el señor Sevilla?

—Yo seré todo lo que tú quieres que sea —vuelvo a reírme en voz alta cuando me hace girar y me deja caer en sus brazos. Su rostro está muy cerca del mío.

—Era un chiste, no veo la hora de poder deshacerme del apellido Sevilla.

—¿Ya te he dicho que amo tus ojos? ¿Ya te dije que amo tus labios, tus mejillas, tus manos, tus pestañas y todo lo que tengas?

—¡Basta! ¡Me sonrojas! —me besa antes de ponerme de pie de vuelta—Creo que ya tenemos todo listo, ya sólo es cuestión de que llegue la fecha.

—Si quieres la podemos adelantar y nos casamos mañana mismo.

—¡Para nada! Tengo mi itinerario al pie de la letra.

—Karol, me tienes loco de amor. Te juro que no hay día ni hora que no te recuerde y creo que tendré que ir al psicólogo porque creo que es demasiado.

—Eso pasa cuando estas enamorado.

—Pues se siente hermoso estar enamorado —vuelve a besarme.

—Y cuéntame, ¿qué tal el trabajo?

—Localizamos unos sitios de Carlo Brooks en Texas. Al parecer allá se ha estado escondiendo todo este tiempo.

—Ya veo —desvío la mirada—¿Y sobre Ruggero?

—Nada, es como si la tierra se lo hubiera tragado. Hace cinco meses que no podemos seguir sus pasos, no hay rastro de él ni de Hermes.

—Ya veo.

Después de eso, me hundí en mis pensamientos por un rato. Este tiempo que he estado aquí, todos estos meses de recuperación como ya antes lo dije, me ha servido para ser una mejor persona.

Ya no odio a Ruggero. Claro, no se me ha olvidado todo lo que me hizo pero como dijo Carmen, es mejor soltar todo lo que te hace mal y arrojarlo a la basura.
No lo odio, tampoco le deseo un bien ni nada de eso. Simplemente me da equis en la vida.

Las horas pasan, nos sentamos a cenar y disfrutamos de una charla normal sobre la vida.
Después nos vamos a dormir, y al despertar, me encontré con que me estaba mirando.

—Karol, tengamos un hijo.

Y sin darme cuenta, las palabras salieron de mi boca disparadas.

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now