04 Intentos y encuentros

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Para la última clase estoy agotada, ni siquiera sé por qué, simplemente es uno de esos días en los que te levantas sólo para tener todo el día ganas de volver a dormirte en tu cama con tu cobiita favorita.

Y ya que la clase sólo es Tutoría y el profesor simple y sencillamente nos ha puesto un vídeo que nos recuerda por qué es importante no tener hijos en la adolescencia, mi mente empieza a divagar. Específicamente en Leonel, en todos mis encuentros con él desde la semana pasada.

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   >>Día martes, primer intento.<<

Tan sólo recordar lo que pasó hace me estremezca de la vergüenza.

Llegaba a la escuela, pintaba que el día sería cálido por lo que traía mi sudadera amarrada a la cintura igual que cuando tenía 10 años y llevaba puestos mis botines con tacón negros. No sé por qué pero la combinación me hizo sentir preciosa.

Como siempre aún tenía tiempo de sobra, iba caminando tranquilamente por el estacionamiento tomando un licuado de fresa cuando oí no muy lejos el sonido de un auto derrapar, cuando volteé divise una Jeep Wrangler Ufas, se veía el signo de pesos en cada parte de la camioneta.

Procedía a seguir mi camino cuando ví quién era el conductor que en este momento salía de ella después de estavionarla. Era él ¿Llegando temprano? Cómo sea, eso no me importaba, sino que justo ahora tenía la oportunidad de hablarle.

Empezó a andar rumbo al edificio y fui tras de él pero la cosa es que caminaba muy rápido, y yo soy bajita así que mis pequeñas piernas corrían para alcanzarlo.

Justo cuando estaba a unos cuantos pasos de llegar a su lado mi desesperación hizo que me tropezara y casi cayera si no fuera porque choqué contra su espalda. Él reaccionó rápido y su cuerpo se puso firme con el impacto.

No, no me caí pero todo mi licuado cayó sobre mi blusa que para mí mala y conocida suerte era blanca. Y no sólo eso, de paso ensucié la chaqueta de él. ¡Carajo!

Cuando voltea puedo ver lo furioso que está, puedo notar que me reconoce.

—Tonta —es lo único que dice mientras me mira

Aparto la mirada con pena para echar un rápido vistazo al desastre que parezco ahora mismo toda embarrada de licuado color rosa. Se me acelera la respiración y la vergüenza me sobrepasa que ni siquiera puedo hablar para pedirle una disculpa.

Necesito alejarme, así que corro hasta entrar al lobby en busca de los servicios. Me meto en uno de ellos y me apoyo contra la puerta de metal. Espero a que mi pulso se desacelere y que la respiración por haber corrido se normalice.

Inhala por la nariz, exhala por la boca. Respira Bianca. Cálmate.

Decido quitarme la camisa y ponerme la sudadera que antes llevaba atada. Justo ahora ya no me siento tan preciosa.

Llegó tarde a la clase y cuando entró notó que Leonel me está mirando, se ha quitado su chaqueta. No intentó hablar con él por el resto del día.

   >>Miércoles. Segundo intento.<<

Parte de mi vergüenza se había ido durante la noche, no podía comportarme como una cobarde con él sólo por tropezarme. Así que había decidido que pedirle una disculpa sería el modo perfecto de entablar una conversación.

FINISH LINEWhere stories live. Discover now