02 Primer día.

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Omnisciente.

01 de septiembre
Inicio de clases

Un chico y una chica se dirigen hacia sus nuevos salones de clases. Ambos son nuevos en el instituto, fueron transferidos para terminar su último año. Fuera de esto, es lo único que tienen en común.

Ella, entró por la puerta principal, ataviada y con 15 minutos de sobra antes de que iniciaran las clases. Se supone que por el lugar en el que se encuentra ubicada la ciudad el clima debería estar más cálido, pero no es así.

Mientras va caminando recuerda la conversación que tuvo con su hermana mientras venían en el auto.

-Por favor repíteme por qué tengo que traerte tan temprano a la escuela -Había preguntado Melissa, ella iba al volante- Falta como una hora para que inicie el horario escolar

-No es cierto, faltan 40 minutos. Y es bien sabido por cualquier buen estudiante que llegar a tiempo en tu primer día es imprescindible por cualquier imprevisto que pueda ocurrir

-Bueno pues lo que la gente normal hace es llegar con 5 minutos de antelación y no poner palabras como 'imprevisto' e 'imprescindibible' en una misma oración

-Imprescindible

-¿Eh?

-Que es Im-pre-scin-di-ble, dijiste imprescindibible

-Agggghhh -toma el volante con sus dos manos y pasamos el resto del camino escuchando música.

Sigue caminando mientras observa el que será su entorno por todo el próximo año y sólo se detiene hasta que llega a la puerta del salón que le corresponde: 3° II

Entra y espera tranquilamente a que en 15 minutos de comienzo la clase.

Mientras tanto él, recordando que en el recorrido de la semana pasada le dijeron que se podía ingresar por la puerta que da al auditorio entra con un semblante taciturno, bien sabe que le quedan sólo dos minutos para que empiece la clase y aun así se da la libertad de ir a un paso lento, con la mirada pérdida y un rictus en la cara que da a entender que lo último que desearía es estar ahí en esos momentos.

Su apariencia pálida era una mezcla de ángel y demonio, podía adoptar ambos papeles sin dificultad. Mas sus ojos de mercurio, tan fríos como el hielo, delataban ira contenida.

La única imperfección que poseía estaba en su rostro. Una cicatriz que se iniciaba un poco más arriba de la ceja izquierda y que llegaba hasta el pómulo; en un camino diagonal que atravesaba su párpado sin dañar su ojo.

Si alguien hubiera visto una foto de él al iniciar el verano se daría cuenta del gran cambio en la mirada del chico. Él mismo sabía que había cambiado, que no era el mismo desde aquella fiesta de despedida.

Todo se había ido a la mierda.

Después de lo que había pasado se decidió mandarlo aún más lejos, lo que se pensaba sería una transición a otra ciudad, terminó convirtiéndose en alejarlo 464,79 km. Y ahora estaba ahí, sin su madre, sin su hermano, sin sus amigos y sin ella; solo contaba con una vieja amiga que hacía tiempo no recordaba: la soledad, y en realidad sí era buena amiga pero lo ponía triste el saber que a parte de ella no tenía a nadie más.


Después de unos minutos al fin llega a su salón, 3° II. Al mirar por la ventanilla de la puerta se da cuenta que ya ha comenzado la clase y así sin más entra.

FINISH LINEWhere stories live. Discover now