04 Intentos y encuentros

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Bianca.

Se me estaba complicando. Ya no era cosa de hacer una buena acción por el tal Leonel, se había tornado personal.

¡Y es que no paraba de esquivarme! Llevaba toda la semana tratando de entablar una conversación pero el maldito sabía librarse más rápido que cualquier chico de una relación seria.

Nunca nadie me había rechazado tanto en tan pocos días.

Ahora era lunes nuevamente.

—Jamás voy a perdonarte que no hayas venido el viernes, dijiste que pedirías permiso —mencionó una dolida Astrid en nuestra rutinaria plática antes de clase

—Ya te dije que lo siento, lo siento muchísimo. Pero es que con lo del nuevo trabajo se me complico. Te prometo que este viernes saldremos, no habrá nada que me impida estar contigo todo el día.

—No lo sé ¿Puedo confiar en que está vez es cierto?—arremeda sarcásticamente

—Te lo estoy prometiendo

—No es suficiente ¿Cómo sé que no recibiré un mensaje tuyo diciendo que no puedes nuevamente?

—Por favor confía en mí—le pido juntando mis manos como si fuera a rezar

—Mi lema es "No confíes en nadie, así llegarás lejos"

—¿Ni siquiera en tu amiga que no conoce la ciudad y necesita que alguien le dé un Tour? —ahora le pongo los llamados ”ojitos de cachorrito"

—Ya dije. NO.

—Bueno, —comente levantando los hombros fingiendo desinterés— creo que tendré que conseguir a alguien más que me...

—No, no, ni lo pienses. Yo soy tu amiga aquí, yo te llevaré.—me respondió violentamente

—Oki Doki, gracias, eso era lo que quería escuchar. Aunque me eches en cara que eres mi única amiga por aquí—digo suspirando

—Y así está bien, créeme no necesitas más.

—No sabía que eras celosa—le dirijo una sonrisa junto con una mirada inquisitiva

—¿Celosa? ¿Yo? ¡Ay por favor! Nada de eso, sólo digo que de todas las almas en la escuela, la mía es la mejor con la que te pudiste haber topado.—sonríe orgullosa—Así que cuídame ¿Ok?

—Ok —y reafirmó con un asentimiento de cabeza.

Realmente lo haré, no perderé a mi amiga.

Justo dos minutos antes de que empiece la clase entra él, inmediatamente pongo mi mejor sonrisa y cuando pasa a mi lado le dirijo con mi mano derecha el símbolo de amor y paz.

¿Y qué hace?

Me ignora.

Ni siquiera un asentimiento de cabeza o algún gesto que demuestre que me notó.

Realmente sospecho que el pobre no sabe sonreír.

Cómo dije, esto se torno personal, me desespera su indiferencia pero no planeo vencerme.

FINISH LINEWhere stories live. Discover now