Mutación 2/3

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"No Somos los únicos"



Los tres se separaron, pero aún así no pudo contener la sonrisa de su rostro de la aliviada felicidad de que sus mejores amigos de toda la vida estaban con vida, algo multados, pero con vida. Podía ver que ellos estaban igual de felices que él de verlo con pulso, suponía que también aliviados que corrió con mejor suerte que ellos.

Entonces el sonido de un estómago proclamando comida acompañado de un sonoro quejido canino interrumpió el momento, no pudo aguantar la risa al ver a Barty quejarse como cachorrito mientras señalaba su a estómago repetidas veces. Obviamente tenía hambre y de ser necesario, lo haría el problema de todos, todo por comida. Entonces Lucius se giro a verlo, no necesitaba escuchar su voz para saber que estaba preguntando.... Y también sabía que no se rendiría.

—Sí es mejor, eh comido en las últimas 48 horas— trato de suavizar el golpe, a sabiendas que si antes era imposible mentirle, ahora era impensable.

No....es....mejor— escucho la siseante voz de Regulus a su lado diciendo lo obvio.

Las pupilas de Lucius se contrajeron, volviendo a ser una delgada línea, mientras la punta de su cola daba un pequeño golpe en el suelo. Ni siquiera pudo moverse cuando el reptil soltó un sisseo enojado, mostrando cuan grande podía abrir la boca y se le lanzó para tomarlo en brazos y llevarlo entre los árboles hasta una parte donde había un gigante árbol, lo dejó sentado en las raíces.

—¡Avisa cuando hagas! —exigió tratando de recuperarse del mareo, era un movimiento demasiado rápido, fuerte y ondulante que siempre lo atareaba de sobre manera.

A cómo toda respuesta, Lucius hisseo y se perdió entre los árboles.

—Que amable.

Antes de darse cuenta, Regulus y Barty fueron dejados a su lado por la serpiente, una mirada para asegurarse y se fue bosque adentro, con todo el sigilo y rápidez. Al menos no se sentía exagerado de no ser el único que se quedó totalmente quieto, sin tener el valor de moverse de donde su amigo los había dejado. Ni siquiera Barty que perseguía con la mirada cada cosa que pasaba a su lado, pareciendo que va a lanzarse a perseguir algún insecto pero manteniendose en su lugar.

—¿Siempre es así? —preguntó a Regulus, quien asintió.

Miró a su alrededor, ni idea de a dónde había ido Lucius pero por lo calmado que se veían sus amigos, diría que estaban en un terreno a salvo, tal vez un territorio proclamado oficialmente, no sabía bien si algúno de los dos tipos de mutantes peleaban por terrenos, sólo se hacía una idea de que clima toleraba mejor y eran más comunes en. Suspiro y miró al castillo en el qje alguna vez estudió. No mentiría y diría que le tenía cariño al lugar, es cierto que pasó días buenos ahí pero también más hubo días malos, era una jaula diferente a la de su hogar. Pensaría que su mayor problema era ese grupo de idiotas que le hacían la vida de cuadros, pero sólo eran otro grano de sal en en costal, tenía demasiados problemas ahí, pues todos lo miraban por encima del hombro por ser "inferior", los demás lo veían mal por ser malvado y los profesores tenían ese irritante rechazo a la casa de las serpientes, llegando a bajarles puntos hasta por estornudar. No podían salir de las mazmorras solos, siempre tenían que ser grupos, era realmente difícil explicarle a niños de 11 años que sus vidas escolares serían un mismísimo infierno por vestir de verde y plata, aunque eso les servía de entrenamiento para ser líderes fuertes y astutos.

Al parecer su amigo noto la insistente mirada que tenía en el viejo castillo que estaba frente a sus ojos, pues tomó su brazo para llamar su atención, con clara duda en la cara.

One-shots HP (primera generación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora