—¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡Pudiste haberle visto su cosita!

—¡Madison!

—¿¡Qué!? —se echa a reír—Simón está para chuparse los dedos, es una lástima que no viva aquí.

—Pues nos llevará a la escuela, así que date prisa.

Cuando bajamos a desayunar ya listas con las nuevas mochilas y computadoras que nos compró Ruggero ahí estaban todos, de hecho también estaba él platicando con Natalia sobre parece ser, ¿de la ginecóloga? No se, jamás entenderé qué relación tienen aquellos dos.

—Rápido desayunen, llegarán tarde —nos regaña Ruggero y después se voltea de nuevo para prestarle atención a Natalia.

Nos devoramos los panqueques, las malteadas y salimos corriendo porque ¡se nos hacía muy tarde!
Antes de salir, Ruggero vino a nosotras.

—¿Llevan sus cuadernos?

—Si.

—Si.

—¿Computadoras? —asentimos—Lápices, plumas, ¿llevan sus pistolas? —volvemos a asentir y se saca su billetera para entregarnos dólares—No quiero que me causen problemas, no podré hablar con su director pero por eso van los chicos con ustedes —les sonreímos—Hablo en serio mocosas, no quiero que se metan en líos.

No le contestamos, sólo nos acercamos a él y cada una le dimos un beso en una de sus mejillas.

—Estaremos bien.

—Si Ruggero, confía en nosotras —Madison lo abraza y por ahí veo un toque de felicidad por su parte—Te queremos.

—Si Ruggero, te queremos.

—Ya lárguense.

Nos reímos cuando nos empuja fuera de la casa.
Nos subimos, pero no vamos solas sino que se suben: Agustin, Dalton, Liam y a mi lado se sienta Simón.
Mis mejillas arden al sentir su pierna rozar con la mía.

—Te dije que te dieras prisa, se nos hizo tarde —gruñe enojado—A la próxima obedece por favor.

—Si —es lo único que logra salir de mi, ¿de verdad me está reprochando?

—¿Por qué vamos tantos? —pregunta Madison—Simplemente vamos a la escuela.

—No solo vamos a dejarlas, también tendremos una pequeña charla con su director.

—...¿Lo amenazarán? —mi hermana suena aterrorizada.

—No, sólo será una pequeña conversación de adultos, nada de lo que se deban preocupar.

—Somos suficientemente maduras como para...

—No, no lo son —me calla Simón.

Frunzo el ceño, qué grosero es este tipo. Recuerdo que nos lo describían como alguien muy risueño.
Liam se asoma a los asientos de atrás y nos sonríe a ambas para tranquilizarnos.

—Si, ellos amenazarán a su director y yo iré por los libros que les asignarán —le sonrío—Ojalá y tengan un bonito día, la preparatoria es la mejor etapa así que disfrútenla.

—Gracias Liam.

—Si Liam, tú no eres grosero como los demás —le digo, dándole la indirecta más directa a Simón y que sepa que hablo de él; pero parece no importarle siquiera mi existencia.

Llegamos a la famosa: "Preparatoria oficial New Jersey"
Agustín nos ayudó a salir y ambas nos quedamos admirando el gran edificio. Es lindo.

—Creo que hemos captado todas las miradas —le susurro a Madison y ella me contesta:

Tú, Yo y El Mal Kde žijí příběhy. Začni objevovat