Annie siempre ha sido una amiga cercana de los famosos merodeadores, nunca había tenido ningún tipo de amorío con alguien debido a que no le había tomado tanta importancia en su momento, sin embargo, todo cambia en cuarto año después de una pequeña...
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Annie mordió ansiosamente la varita de regaliz que Sirius le había dado. El viaje a Hogsmeade entre amigos que Annie había planeado no salió como esperaba y, básicamente la razón fue porque Remus no estuvo presente. Varias veces se lo habían encontrado vagando por el pequeño pueblo junto a Mary MacDonald y sus amigos solo le daban un asentimiento con la cabeza o le levantaban los dedos pulgares mientras que Annie solo evitaba mirarlos para no sentirse mal.
Y si, puede que anteriormente sus amigos le hayan dado ánimos para que no se sintiese así pero simplemente no podía evitarlo. Remus no le iba a dejar de gustar de la noche a la mañana y claramente no podía desvanecer sus sentimientos con nada.
Obviamente lo iba a intentar pero no iba a ser fácil. Quería dejar su enamoramiento por él mucho antes de que comenzará a ser novio de Mary MacDonald y la razón era porque no quería sufrir más y también porque no quería sentirse como una chica patética y con un corazón roto rondando por los pasillos de Hogwarts cada que los mirase besuquearse.
Según ella, si lograba superarlo antes de que comenzara un noviazgo con Mary, no iba a sentir nada y todo volvería a la normalidad, o eso era lo que esperaba.
Después de la pequeña reunión en Hogsmeade entre parte de los merodeadores y la chica Hufflepuff, pensaron que sería una buena idea ir a la sala común de Gryffindor para pasar el tiempo y a la vez esperar que Remus llegara y les contara todos los detalles, pero como vieron que habían muchas personas en la sala común, decidieron que sería mejor esperar en la habitación de los chicos.
Y ahí se encontraban ahora, Annie sobre la cama de James, con Sirius a su lado mientras comían los dulces que compraron en su salida. James estaba en la cama de Remus junto a Peter, los dos parecían tener una emocionante partida de ajedrez mágico.
— ¿Creen que ahora sean novios? — preguntó volviendo a morder ansiosamente una varita de regaliz.
— Tranquila, no creo que a Mary le guste, apenas y se conocen — intentó tranquilizarla James mientras acomodaba sus gafas y seguía concentrado en la partida.
— ¡Tal vez le gustaba desde hace mucho y por eso se acercó a hablarle! — exclamó Annie y le arrebató a Sirius la rana de chocolate que estaba a punto de comer para comenzar a comerla ella.
— ¡Annie! — reclamó y le quitó la rana antes de que pudiera terminársela.
— ¡No puedo evitarlo! — suspiró sonoramente aún con una actitud nerviosa — ¡Como por estrés!
— Siempre estás comiendo y muchas veces no es por estrés — recriminó Peter luego maldijo en voz baja a James porque había eliminado a una de sus piezas.