No me iba a engañar, me llama la atención. Y no, no en un sentido de atracción, sino por mera curiosidad. Es inteligente por lo que había visto en algunas notas, pero nunca participa en clase, incluso en Educación Física busca las excusas más tontas para hacer lo menos posible, tales como estar enfermo, tener esguinces o dolor de cabeza, olvidar su uniforme, etcétera. Tampoco habla con casi nadie, el único con el que lo he visto interactuar un poco es con Daniel, un chico que según Astrid es huérfano.

A eso sumenle la cicatriz, digo ¿A quién no le da curiosidad saber que fue lo que la provocó?

Le dirigi una última mirada y note que ya se encontraba sacando su libro, así que me volteé y procedí a hacer lo mismo.

Dos horas y media más tarde cruzaba las puertas abiertas de par en par que daban al recibidor del colegio decorado modernamente para ir a almorzar. Desde que llegué hace 15 días no me había sido difícil darme cuenta de la grandeza del edificio, pero mayormente era por los jardines que había a los alrededores y la verdad la construcción había sido muy bien diseñada en cuanto a la distribución de todos los salones, el auditorio, laboratorio y demás extras.

-¿Qué harás al salir de la escuela? ¿Quieres que te dé un aventón a tu casa? -peguntó Astrid mientras comíamos en una mesa del patio

-No, gracias. Hoy voy a empezar a buscar un trabajo... ¿De casualidad no tienes idea de un lugar que necesite una empelada a medio tiempo?

-Mmmm creo que no, pero déjame preguntar; yo te aviso

-Gracias -contesté mientras me llevaba a la boca otro bocado del intento de pasta de mi hermana, ni siquiera estaba segura de si tenía que tener ese aspecto color café

-Por nada, pero ¿Por qué necesitas el empleo? ¿Tienes deudas?

-Aún no gracias a Dios. Pero quiero ayudar a mi hermana a pagar la renta.

-¿Y ella está de acuerdo?

-En realidad no se lo he comentado. Pero trabaja mucho mientras yo sólo estudio y no me siento cómoda, así que pues, manitas ¿Pa' que las quiero? Y además en algún momento puede ocurrir algo y entonces estaré agradecida por tener algunos ahorros mínimo.

-Pero ¿Qué no dijiste que ella te había dicho precisamente eso? Que le ayudabas muchísimo más si te enfocas en tus estudios. Y respecto a lo otro, creo que a veces eres demasiado precavida

Astrid no lo entiende, ella es hija única y tiene estabilidad económica, no es como yo. De hecho antes de todo lo que pasó, mamá aprobaba el que quisiese trabajar y a mí me gustaba. Anteriormente trabajé de mesera en un local de comida china, la verdad no se me daba mal adaptarme.

-Ya sé, pero soy lo suficientemente mayor como para poder tener un trabajo que me ayude a pagar mis cosas. -no fue mi intención, pero en mi tono se notó una leve recriminación

-Vale, vale, lo siento, no te enfades

Doy un suspiro antes de responder

-No, yo lo siento. Disculpa, creo que la que está ansiosa soy yo y eso que no he tomado café en todo el día

-Y es precisamente por eso que estás así

Ambas dejamos escapar una sonora carcajada y luego seguimos conversando en lo que quedaba del descanso. Me alegra tener una amiga después de tanto tiempo.

Ya para la última clase, Matemáticas, mientras miraba por el ventanal del salón mi mente divagaba pensando en todo lo que había pasado en mi vida en tan poco tiempo. Ahora me encuentro en mi último curso, me queda menos de un año para graduarme. Aún dispongo de algunos meses para preocuparme por saber a qué Universidad iré. Por ahora daré lo mejor de mí y pondré orgullosa a Meli.

FINISH LINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora