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Zac

Finalmente la apartó bruscamente, recojo mis cosas y me voy. ¿Qué cojones? No entiendo nada sobre la actitud de Sasha, pero menos entiendo el porqué este momento me ha llevado a otro momento, a un momento en el que beso a Sasha... no podía ser cierto y de serlo así... JODER.

Ahora entiendo el porqué Gin se fue de la fiesta, ahora entiendo el porqué no fue con Sasha en el recreo el día posterior, ahora entiendo la desaparición de Gin, la desaparición de un puto mes, un puto mes carcomiéndose la cabeza y yo sin poder explicarle nada. Lo peor es que ha sido todo mi culpa. Mierda.

Nunca nos hemos declarado pareja oficial, pero no nos hace falta, pues nuestra conexión es mucho más que una simple etiqueta, ambos significamos mucho más que la palabra amistad y ambos sabemos que tenemos una relación que va más allá de la amistad. Ella sabe que es más que especial para mi, que lo es todo. Me cautivo desde el primer momento en que cruce la puerta, la vi alejada de la realidad inmersa en sus pensamientos, vi como pasaba de todo, mientras que los demás me comían con los ojos. Ella miraba por la ventana en la última fila. Ahí supe que es diferente a todos, que su simpleza la hace única, que su ropa ancha y oscura la hace la más mona de este mundo, que sus ojos decaídos por la tristeza que debe estar soportando iluminan el universo. Y ahora... ahora todo lo que hemos logrado juntos se va a ir al garete por culpa de Sasha, pero no lo pienso permitir.

Sinceramente no he conocido profundamente a Sasha, con lo cual no puedo juzgar sin conocer, pero ella desde un principio no me dio muy buena espina. Es fuerte y descarga la seguridad en si misma suficiente para que uno se de cuenta que realmente está escondiendo todos sus miedos. Estos comportamientos son los que menos confianza me dan, te creas un mundo perfecto, y te lo crees tanto que cuando sales de ese espejismo, la decepción de que no sea como tú te has pensado que es, te mata. Creo que también tiene esa seguridad porque está acostumbrada a tenerlo todo cuando quiere, donde quiere, como quiere... y nunca ha aceptado un "no" como respuesta, o eso aparenta. Sin embargo, Gin es transparente. Te dice las cosas sin pelos en la lengua, tiene miedo a ser juzgada, pero lo admite; porque es persona y porque siente. Y cuando una persona luchadora por sus ideales que prefiere callar para no llamar la atención, se cruza con una que esta acostumbrada a ser el centro de atención, solo puede ganar una y la mayoría de las veces es la persona que tiene a todo el mundo detrás, la persona a la que todo el mundo le ríe las gracias. Porque desgraciadamente así van la cosas en este planeta llamado Tierra, desgraciadamente las personalidades presuntuosas son las que más triunfan y si una persona va a por esa personalidad todos van, porque ser diferente da miedo, y muy pocas personas tienen el valor de marcar la diferencia y Gin la marcaba con creces, es por eso que se lleva tantos golpes. Pero además, Sasha sabe que destaca tanto por personalidad como por físico, pues te mira con esos ojos azules y te pone esa voz angelical y tiene a todo el que se le antoja comiendo de su mano. No sé como cojones yo he podido caer.

Dejo de darle vueltas al tema y me dirijo corriendo a casa de Gin ahora sé que he sido el culpable de la desaparición de Gin. Voy corriendo, me posiciono en su puerta y llamo. Me quedo esperando y esperando, pero nada. Me voy a volver loco, joder. Me siento al lado de su puerta como siempre y me quedo pensando en lo que pudo haber pasado esa noche para acabar así con Sasha. Pues recuerdo que yo no ingerí alcohol ¿o sí?

—¡Zac, por favor ven!— Oigo como una voz masculina me llama captando mi atención. Un chico de gafas, metro setenta y pelirrojo se acerca con mucho apuro.

—Vale, vale, pero ¿Qué pasa?— Digo con verdadera preocupación. Finalmente me levanto y voy tras el pelirrojo, pero giro mi cabeza para darle a entender a Gin que volveré lo antes posible.

El pelirrojo me lleva cerca del dj y se va. No entiendo nada.

—¡Zac, hola!— escucho como la voz aguda de Sasha se cuela por todo mi tímpano, tiene como unas cinco copas encima.

Hey Sasha.Saludo con la mano y me acerco a ella con un poco de inseguridad. Oye, ¿sabes porque el pelirrojo me ha traído hasta aquí? Parecía muy preocupado y me ha asustado que no veas.

—¿Matt?, ni idea...—contesta Sasha, no sé si es por el alcohol ingerido que hay en su cuerpo y no sabe manejar bien sus palabras y como las expresa, pero esa respuesta me parece de todo menos sincera¿bailamos? cogiéndome de la mano se intenta pegar a mi.

No Sasha, tengo que irme— y no miento, pues he dejado a Gin sola, y ha pasado ya bastante tiempo.

Sasha sin embargo no cede, me sigue reteniendo y pegándose a mi cuerpo.

Ronda de chupitos.— Escucho a lo lejos una voz de algún camarero que pasaba con una bandeja y bastantes chupitos. Sasha coge dos.

Venga Zac, he cogido este para ti.— Dice Sasha con los ojos más brillantes del mundo.

—Sasha, no bebo— y es cierto, el alcohol me sentaba fatal.

—Venga, solo una. Venga, venga, venga...— empieza a repetir la palabra venga unas mil veces, su voz retumba por todo mi cerebro, finalmente cabreado me bebo el chupito de un tirón.

—Y ahora cállate ya, joder.— Digo molesto, pero en menos de cinco segundos empiezo a reírme. Mierda, esto ya me está haciendo efecto.

Noto como Sasha, me coge de las manos y va dando vueltas, tiene su espalda en mi pecho y se va pegando y restregando, pero en este punto no me molesta, solo dejo que el efecto del alcohol se me pase rápido. No sé si es por inercia o porque estoy ya que si me cortaran por la mitad ni me enteraría, pero empiezo a coger a Sasha de la cintura y bailar con ella al son de la música. Ella al notar mi contacto, empieza a moverse con más fervor, finalmente se gira y en un abrir y cerrar de ojos, noto como su boca esta posada a la mía.

MIERDA, no, no, no, no... joder, joder, joder. Al recordar lo que pasó la noche de Halloween, la rabia empieza a consumirme, realmente la culpa ha sido mía, no debí haberme bebido ese puto chupito a sabiendas de lo mal que me sienta beber, siempre que bebo lo más mínimo, mi cerebro colapsa y al día siguiente no me acuerdo de absolutamente nada, por muy poca cantidad que haya ingerido. Me levanto y aporreo aún más la puerta de Gin.

—¡Gin, abre por favor, Gin!— Me quedo gritando y aporreando la puerta unos largos minutos, pero nada. Finalmente caigo rendido, y noto como unas lágrimas descienden.

No pienso perderla.

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⏰ Last updated: Jun 15, 2023 ⏰

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