Epílogo

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Su garganta estaba seca, sus labios rojos resaltaban más que su color de cabello. Dejó que la suave brisa lo golpeara en el rostro dándole la tranquilidad que estaba buscando desde hace un tiempo atrás.

— Jimin— escucho la voz de Jin,
se giró lentamente para divisar al
australiano sonreírle indulgente mente.

—Me quedaré un momento más. Ustedes pueden adelantarse— sonrió mientras volvía a dirigir su vista hacia el frente perdiéndose en el horizonte.

El mayor asintió entendiendo a el
menor. Se dió la vuelta para caminar
hasta donde estaban sus amigos
explicándoles la decisión del contrario, Namjoon sonrió levemente entrelazando sus manos con el Kim mayor.

El grupo de amigos se dió la vuelta
caminando hacia quien sabe dónde.

Jimin se quedó ahí, parado. Cómo
si buscará un poco de refugio en aquel
lugar, en sus manos sostenía el libro
que Yoongi siempre se mantenía
leyendo, en su mente ese era el más
lindo de los recuerdos que el contrario le pudo haber brindado.

Soltó un largo suspiro, sonrió sintiendo nuevamente el viento contra su cara. Sintió unas manos pasar alrededor de su cintura, un pequeño peso sobre su hombro y el olor tan característico de su novio.

—¿Has tomado tus vitaminas?—
Jimin se dió la vuelta tomando la
pequeña cara de Yoongi entre sus
manos, el pelinegro sonrió.

Su cara tenía un poco más de color
que antes, por lo que el menor podía
deducir que era verdad. Después de
una trágica noche en la que Jimin
sintió el alma del pelinegro salir del
cuerpo de este, se dió cuenta en cuanto llegó al hospital de que Yoongi no se estaba alimentando como era debido.

Se había desarrollado una anemia
un poco más profunda de lo que ya
la tenía. También se descubrió el
error médico habían tenido las que
enfermeras al momento de tomar las
muestras de sangre y la misteriosa
sanación del otro chico.

Al final, todo había salido bien. Aunque el cuerpo de Yoongi estaba débil, al menos ahora podía hablar con Park de ello.

— Like a king— murmuró el menor
leyendo el título del libro.

—Como un rey— sonrió Min mirando
hacia abajo.

—¿Cual es el final del libro?— preguntó con interés el menor.

— Bueno, al final no se relata su muerte. Simplemente, él sonríe— el menor ladeó su cabeza con confusión.

—¿Qué clase de final es ese?

— El de un rey.

— El de un rey

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