||Epílogo||

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                 .Siete años después.

Todos esos niños y niñas que vieron crecer en esta historia, ya disfrutaban de la paz, todavía había algunos altercados pero eran mínimos.

Algunos de ellos consiguieron los trabajos que querían, otros viajan por el mundo, encontraron el amor, e incluso se casaron.

Algunos esperan la llegada de su primer bebé, otros están pensando en que van a hacer el viernes por la noche.

Pero todos ya son adultos, los fantasmas de la guerra los dejaron muy atrás y las rivalidades también, se lo puedo asegurar.

Hogwarts luego de ser arreglada, volvió a ser el lugar más seguro del mundo, y aunque seguía teniendo sus cuatro casas distintivas, en el gran comedor habían muchas mesas, ya no existían rivalidades entre ellas, los partidos de Quidditch eran simples amistosos para matar el aburrimiento, y los relojes de diamantes que contaban los puntos para ver quién ganaba la copa de las casas ya no existía, y era lo mejor, ya que al final del año la cuatro casas recibían un premio especial.

La unidad era lo que importaba, juntos somos más fuertes que separados.

||○||

Estaba anocheciendo, en una casita que se encontraba cerca de un pueblo Muggle se encontraban dos muchachos y un pequeño de cabellos azules.

La música sonaba suavemente, y los muchachos bailaban mientras reían al ver al pequeño tratar de bailar con ellos.

El pelinegro lo tomó en brazos y así comenzaron de nuevo a dar vueltas, y giros extravagantes para hacer reír al niño.

Una alarma sonó y el rubio fue quien tomó al niño en brazos para correr hacia la cosina, el pastel de chocolate ya se había cocinado.

Harry reía mientras los seguía y sacaba el pastel del horno, luego cortaba grandes porciones a las que acompañaba con helado y una taza de chocolate caliente.

—Que gran idea Dragón mascota, está cena es lo más — Murmuró Teddy mientras tomaba chocolatada, y es que el niño también amaba el chocolate como el rubio.

—¿Dragón mascota?— Preguntó Harry mientras reía.

—Con el caballero de cabello azul, estuvimos una importante misión hoy— Dijo Draco seriamente, él con Teddy acostumbraba a jugar a que eran caballeros, ya que el peliazul amaba las historias de caballeros muggles.

—¿Y cuál fue esa misión importante Dragón mascota?— Preguntó el ojiverde fingiendo seriedad mientras limpiaba una mancha de helado de la cara de Teddy y luego le besaba la nariz, a lo que el niño reía.

—Convencer  al Troll apestoso de que nos cocinara pastel de chocolate— Respondió Draco mientras le guiñaba un ojo al niño, que con sus pequeñas manitos se tapaba la boca para no soltar la carcajada al ver la expresión de indignación de Harry.

—Lo que ustedes consiguieron fue que el Troll apestoso no les dé la sorpresa que preparó — Harry cruzó sus brazos y sonrió al ver las expresiones de los chicos, él sabía que amaban las sorpresas.

El pequeño se bajó de su silla de un salto mientras cambiaba el color de su cabello a rubio platinado y el de sus ojos a gris, se acercó a Harry mientras sonreía inocentemente y pestañaba despacio, lo abrazó y le recordó que lo quería mucho. Harry sonrió y le dijo que no se molestará, que no iba a caer esa vez, el pequeño volvió al color azul de sus ojos y cabello y se alejó refunfuñando.

Luego miró a Draco y a Harry, sonrió y corrió hacia el rubio, mientras le susurraba algo sus mejillas se teñian de rosa.

Un rato más tarde, sería el turno del rubio caminar hacia Harry, mientras sonreía se sentaba en su regazo y lo abrazaba para después darle pequeños besitos en toda su cara, eso causaba que el pelinegro riera enternecido.

—Bien, bien, les mostraré la sorpresa pequeños manipuladores— Murmuró Harry llevándolos hacia la pieza del pequeño Teddy.

Conjuró un hechizo que había practicado hacía mucho, y de su varita salieron pequeñas luces, que se juntaban y se transformaban en figuras, como dragones y mariposas, los animales favoritos del niño.

Éstos giraban al rededor del niño y luego se elevaban en el aire creando una danza peculiar hasta juntarse y crear una figura más grande.

Una figura de dos muchachos y un niño, los tres bailaban mientras reían, los tres eran felices.

Teddy sonreía entusiasmado, Draco se secaba las lágrimas, y Harry, pues Harry al fin era parte de la familia que siempre había deseado.

                                  Fin

El derrumbe de la mansión Malfoy Where stories live. Discover now