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Draco tenía dos semanas de vacaciones, las cuales aprovecharía para estar en casa calentito.

Harry en cambio tenía una semana de vacaciones, pero no le importaba. Solo que tenía un pequeño inconveniente...

Un día de su semana libre quería invitar a Draco a una cita. Ya sabía dónde llevarlo y todo, pero no quería hacerlo, hasta decirles a sus amigos que le gustaba el rubio.

Y ese era el inconveniente, decirle a sus amigos de sus sentimientos encontrados ¿Qué pensarían? ¿Lo seguirían queriendo? Nunca les había dicho que era gay, y soltarles dos verdades de una podría ser abrumador, pensaba.

Y se arrepentía de haberlos invitado a esa cafetería Muggle, ahora estaba batallando con sus pensamientos, frente a las miradas extrañas de Ron y Hermione.

—Soy gay y me gusta Draco— Sí, esa era la forma más rápida y fácil pensó el ojiverde mirando a cualquier lado menos a sus amigos.

—Harry mirame por favor— Susurró Ron, cuando Harry lo miró sonrió — No tengas miedo de mostrarte tal cual eres con nosotros, no susurres ¿Qué dijiste, no te escuché?— Mintió el pelirrojo.

—¡Soy Gay y me gusta Draco!— Medio gritó Harry, la gente lo miro, pero no le importó.

Sus amigos se pararon y fueron a abrazarlo, mientras le preguntaban porque no les había dicho antes, y le comentaban que se habían dado cuenta, ya que no era bueno disimulando al mirar chicos.

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Cuando Harry volvió a la casa, estaba decidido invitar a una cita al rubio, pero cada vez que juntaba valor para  hablar, el rubio lo interrumpía o no conseguía decirle lo que quería.

Así estuvo hasta que se acostaron, y mientras miraba el cielo estrellado de su habitación (un hechizo que siempre quiso aprender y que el rubio le enseñó) junto todo su valor y habló.

—Draco ¿Estás despierto?

—No Potter, ahora duerme.

—Yo quería preguntarte, si... ¿Mañana quieres ir a algún lugar? Es sorpresa, es... algo así como, eh...

—¿Una cita?— Preguntó Draco girando para poder ver a Harry, quien jugueteaba con sus manos, no tenía los anteojos puestos, y por eso arrugaba el ceño para ver el cielo.

—¡Sí!, digo, si, una cita, si tu quieres claro, si no vamos por ir, ya sabes, no te estoy obligando...

—Una cita suena bien.

Harry sonrió y suspiró aliviado, también se giró para ver a Draco, tenía que esforzarse para distinguirlo bien, pero notaba que la luz de las estrellas hacían que el rubio brille, se veía tan lindo y tierno, pensaba Harry.

—Entonces mañana tendremos una cita— Harry sonrió antes de dormir.

||○||

¿Debería ir formal? Pensaba Harry mirando toda su ropa, el rubio ya había bajado, pero no vio como estaba vestido.

Se puso una falda y un suéter holgado. Miró su reflejo y se sonrojo, si bien  usaba faldas, todavía le impresionaba verse así. ¿Haría frío?

Fue hasta la ventana, la abrió y el viento helado casi lo tira. No, definitivamente no iría de falda, mucho frío.

Luego de revolver toda su ropa, se decidió por un jardinero negro, y su suéter verde agua.

Sonreía mientras bajaba la escalera, estaba tan feliz, tendría una cita con Draco, eso era genial... espera ¡Tendría una cita con Draco!, al percatarse de ese pequeño detalle, sus pies se enredaron en el último escalón, y terminó en el suelo.

—¿Estás bien Potter?— Harry levantó la mirada, y vio a Draco preocupado mirando si no se había lastimado. Pero no solo estaba preocupado, sino que estaba hermoso, como siempre, pero esta vez llevaba un vaquero rasgado en las rodillas, y el suéter que le regaló Molly, que era naranja con la D negra.

Pero al notar que lo llamó por su apellido arrugó su ceño.

—¿Por qué me sigues llamando por mi apellido?— Pregunto levantándose.

—Porque frunces tu ceño y te ves tierno, Potter.

Harry comenzó a reir, y luego de tranquilizarce tomo la muñeca de Draco para aparecerse en un parque de Londres.

Cuando llegaron, sus pies se enterraron en la nieve, ambos se arrepentían de no llevar más abrigo.

—¡Vamos!— Harry sonreía como niño pequeño mientras llevaba a Draco hacia una pista de hielo, donde algunas personas estaban patinando.

Cuando llegaron pidieron los patines, y fueron a sentarse para prepararse. Harry en seguida se colocó los suyos, y notó que Draco ni las zapatillas se habia quitado.

—¿Pasa algo?Ah no puede ser, ¿no te gusta patinar? ¿Por qué no me dijiste?— Harry había comenzado a balbucear,  se sentía idiota por no haberle preguntado a Draco, era claro, la peor cita ideada de la historia, será el hazme reír del mundo.

—Hey, Harry, tranquilo— Murmuró Draco tratando de no reír por el nerviosismo del chico— Es que nunca fui a una pista de hielo, nose como van estás cosas. — Harry sonrió y tomó los patines de Draco para ayudarlo, mientras los ataba soltó una risita.

—Esto me hace acordar a la película de Cenicienta— Draco bufo mientras rodaba los ojos. Cuando ya está listo se paró, perdió el equilibrio en seguida, pero Harry lo sostenía de los brazos.

Comenzaron a ir hacia la pista, antes de estar en el hielo Draco quedó quieto mientras miraba la gente patinar.

—¿Y si me caigo?

—Te levantas.

—¿Y si me lastimo?

—Pues no te caigas.

Draco miró mal a Harry, quien solo reía.

—Tranquilo, yo te voy a sostener—Murmuró el pelinegro, tomando ambas manos de Draco y llevándolo a la pista, comenzaron a patinar despacito— Ves, no te voy a soltar, relájate y disfruta.

Harry seguía sosteniendo las manos de Draco, y cuando vio que el rubio se mantenía equilibrado, comenzó a ir más rápido, y a girar, y a reírse del otro chico que apretaba mucho sus manos cuando hacían un giro, o le gritaba que estaba loco, que se iban a matar.

Luego de un rato el rubio patinaba sin ayuda de Harry, lo hacía con  gracia, como si estuviera bailando, como si lo hubiera hecho desde siempre, y Harry lo miraba embobado.

Ambos chicos patinaron, giraron y jugaron carreras, reían y alguno resbalaba y caía, se miraban más tiempo del normal, se ruborizaban al darse cuenta de eso.

Mientras daban vueltas, vieron que una chica patinaba y saltaba para que otra chica la sostenga de la cintura y giraban. Draco miró a Harry sonriente, el pelinegro empezó a negar, pero era tarde, el rubio ya había tomado distancia y estaba llendo hacia él.

Cuando saltó, Harry lo atrapó, pero perdió el equilibrio y ambos cayeron el rubio sobre Harry. Todos los veían riendo.

—Se supone que yo soy el de las ideas idiotas, no tú — Murmuró Harry riendo, sus manos todavía estaban en la cintura del rubio, no se habían levantado.

—No vas a negar que fue divertido— Dijo el rubio apoyando sus brazos en el pecho de Harry, y acercándose para darle un besito en la nariz.

Luego se paró y ayudo a Harry a levantarse.

Más tarde caminaran por el parque tomados de la mano, iran a la heladería y tomaran helado, mientras se reirán de la gente que los mira extraño, ya que hace demasiado frío para tomar helado, pero no les va a importar.

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Holis chiquis, son muy lindos no?

Estoy de humor y decidí subir hoy un cap de nuevo, xq quiero, xq puedo y porque esté en especial me encanta :)

El derrumbe de la mansión Malfoy Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum