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—¡HARRY DESPIÉRTATE!

Habían pasado dos días desde que Narcissa estaba en la casa de Harry, dos días en los que el chicho "dormía" en el sillón sólo.

Por miedo a sus pesadillas, él pasaba toda la noche despierto, a base de café, mucho café. Y cuando estaba por amanecer, unos minutos antes de que suene la alarma el sueño lo vencía.

Eso provocó que el chico se durmiera en el trabajo, y que su jefe un tanto molesto le dijera que no volviera hasta estar descansando bien.

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El chico entró a su casa bostezando, descubrió que allí estaban, Draco, quien tenía el día libre, con Ron y Narcissa mirando una película.

Si no hubiera estado tan cansado, hubiera notado que los chicos estaban hablando en susurros y que al verlo el silencio reinaría.

O hubiera notado la mirada divertida de Ron cuando él se sentara muy pegado a Draco y en su hombro descansaría su cabeza.

Si no hubiera estado muy cansado no se habría dormido sobre Draco.

—Harry, ven, vamos a dormir.

Por estar muy cansado no se dio cuenta de que pasaron horas desde que llegó, ya era de noche, y estaba siendo guiado por el rubio a su pieza.

No tenía fuerzas ni para caminar, él quería seguir durmiendo, por lo tanto no se dio cuenta de que su ropa era cambiada por su cómodo pijama.

A la mañana siguiente, ya descansado, se daría cuenta de todo eso.

Primero porque despertaría sorprendido cuando Narcissa entrará a llamar a Draco.

Segundo porque se caería de la cama tratando de alejarse del rubio (quien lo estaba abrazando) así la mujer no crearía en su mente ideas erróneas, claro, no funcionó, ya que Draco cayó sobre él y ahora ambos se encontraban en una pose comprometedora.

Tercero porque, cuando estuviera en el trabajo recordando el día anterior, todos esos detalles lograrían que su corazón comience a latir muy rápido.

||○||

Era domingo, y  le habían avisado a Narcissa que su Mansión ya estaba reparada. Madre e hijo fueron a verla, contentos.

El pelinegro quería acompañarlos, pero decidió darles privacidad, así que se quedó limpiando.

Sonreía al ver abrigos de él en el lado que le correspondía a Draco del ropero. O cuando encontraba cosas del rubio distribuidas por toda la casa. Como sus preciados dulces.

Suspiró, estaba muy feliz de que la Mansión estuviera lista, pero iba a extrañar a Draco.

Se había acostumbrado a sus peleas, sus abrazos, sus emociones y berrinches.

Iba a extrañar sentir su perfume, o verlo cuando estuviera distraído. Los días de lluvia, o los domingos juntos.

Mierda, lo iba a extrañar en general. ¿Y sí le pedía que se quedará? No eso sería ridículo.

Por estar metido en sus pensamientos no sintió la explosión en la chimenea que anunciaba visitas. Hasta que la voz de Narcissa lo llamó.

Al ver a la mujer notó que sus ojos estaban rojos, y que algunas lágrimas caían por sus mejillas.

—Draco, él  quiere estar sólo, y bajo ninguna condición quiere que vayas y lo abraces— Mencionó la mujer secando sus lágrimas. Harry reaccionó al instante, buscó su varita e hizo una aparición.

El derrumbe de la mansión Malfoy Kde žijí příběhy. Začni objevovat