CUENTOS PARA MONSTRUOS | 𝐒𝐓𝐑𝐀𝐘 𝐊𝐈𝐃𝐒

Despedida

Seungmin levantó las maletas, y le pareció que pesaban como si llevaran arena. Se equivocaba: eran recuerdos.

La melancolía retorció una pequeña zona de su pecho, obligándolo a mirar las fotografías una vez más. Su esposo, su hija y él, eran ahora una imagen ajena, la broma de un pasado que se aferraba salvajemente a seguir con vida. La niña en la foto enseñaba la lengua mientras sus pecosas mejillas recibían dos besos simultáneos, amorosos, eternos. Seungmin cerró los ojos y su memoria destrozó la habitación.

Ahora lo entendía: el día que murió su hija, él y Felix, su esposo, también lo hicieron. Cada uno de manera particular.

Caminó por el pasillo, donde la tristeza yacía en el suelo clavándose una aguja en el antebrazo. Se detuvo en la puerta de la recámara, donde su Felix miraba por la ventana intentando retener los recuerdos más escurridizos. Él miraba al frente, había decidido abandonar el lugar, había decidido no voltear a verlo.

*

El silencio contó la historia de un tipo ebrio y de una niña que se difuminó bajo los neumáticos de su auto…

*

La pena acariciaba los párpados de la pareja hasta provocar un lagrimeo. Él lo amó con la fuerza de mil embestidas, lo amó como sólo los valientes se atreven, pero Felix era una persona distinta ahora, había convertido la justicia en un rito salvaje. Seungmin no lo delataría, pero tampoco podía estar cerca de él. Ya no.

Bajó las escaleras, y las paredes intentaron disuadirlo con argumentos inventados. Cruzó la cocina, la sala, hubiese cruzado una tormenta de haber sido necesario. Finalmente llegó a la puerta, ahí la soledad esperaba su partida para reclamar el lugar. Felix oyó el suave y monstruoso golpe de la puerta; aun así, su mirada permaneció firme en la ventana.

Sufría, pero no estaba arrepentido.

*

El silencio contó la historia de un Felix herido, un arma discreta, una calle pintada de sombras y el cuerpo de un tipo ebrio cayendo pesadamente sobre la acera…