Capítulo 50

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Layla:

Había ignorado a Will conscientemente, no quería que sufriera por mi. No quería ver mas gente sufriendo por mi culpa, y quería evitarlo a toda costa. Si, nos había curado y ayudado, pero ilusionarlo con falsas esperanzas sería peor. Lo quiero como un gran amigo, pero no quiero involucrarlo en esto, pues si esta cerca de mi muy probablemente terminaría muerto, o torturado como Aiel. Es injusto para él, pero solo quiero que no muera en esta catástrofe. Nos retiramos del salón circular con marcha de funeral. Celine iba detrás, supervisando que no tuvieramos visitas indeseadas o de que Oraculum y Lauviah se despertarán. Nos dirigiamos hacia el salón donde vivía Lauviah, pero antes de llegar, Will me detuvo.

-¡Layla!-Exclamó tomando mi mano derecha -Sé que no debo hacer esto, pero te amo y no te puedo dejar ir-.

"¿Qué?" Me pregunté inconscientemente impactada por la declaración repentina de Will.

Will:

Lo había dicho. No como lo había preparado, ni imaginado, simplemente lo dije. Aun tenía la mano de Layla apretada, y sentí como la temperatura de su mano subía. Layla se quedo allí mirándome desubicada, sin saber que hacer. Layla intentó soltar mi mano, pero yo la apreté con mas fuerza.

-¡Dejame ir!-Protestó con voz frágil -¿No entiendes que si estas cerca de mi, vas a morir? No quiero perderte Will- Las palabras de Layla se quebraban, una a una, con un final en lágrimas-.

No esperaba que reaccionara de esa manera, así que reaccioné simultáneamente y le abracé, con miedo de que ella se rompiera como una porcelana, con miedo a que desapareciera para siempre y me abandonara. Sentí su corazón latir contra mi pecho, y sentirla así, tan débil y a la vez tan hermosa, hizo enamorarme aún mas de ella. Celine, el niño, se quedó mirándonos allí sospechosamente, luego se retiro, dejándonos solos a Layla y a mi, si no contábamos los cuerpos inconscientes de Lauviah y Oraculum.

-Entiendo, pero no cumpliré eso- Layla se apartó de mis brazos-.

-¿Qué quieres decir con eso?-Preguntó un poco furiosa-.

-No puedes simplemente pedirme que me aparte de ti, que te olvide; no después de todo lo que ocurrió -Expliqué suavemente para tranquilizar a Layla-.

-¿Qué ocurrió?-Preguntó enojada y con lágrimas aun en sus ojos-.

-Me enamoré de ti. Fue algo que mi mente no escogió, sino fue mi corazón el que te escogió. Y por mas que me lo pidas, no apartaré de ti. Desde el principio supe que en esta guerra tendría que sacrificar mi vida, y estaré complacido de sacrificar mi vida por ti-Suspire lentamente y luego mirando sus preciosos ojos oscuros, seguí-: Porque te amo, y cuando se ama simplemente no sé puede olvidar, por mas que se intente, el vago recuerdo de un amor verdadero siempre perdurará, en tu mente y en tu corazón-.

Layla evitó nuevamente mi mirada. Se había quedado sin palabras, y no la culpo, pues era una situación critica para ella. Un silencio que duró segundos, pero que para mi duró horas. El silencio me torturaba y hacia que me arrepintiera. Tal vez no fue el mejor momento para haber declarado mis sentimientos.

Layla:

No sabía que responder ante las palabras de Will. Había sido algo tan repentino, que la conmoción que genero en mi fue inexplicable. Lo miré y sostuve su mirada. El silencio habló por nosotros y el tiempo transcurría lentamente. Era una situación incómoda. Lo odiaba por lo que me había dicho, pero le agradecía internamente. Estaba confundida, perdida y afligida, y él hizo olvidarme aunque sea unos instantes de todo eso. El silencio continuó, hasta la intervención de Celine.

-¡Señorita Layla!-Llamó desesperadamente mientras corría en mi dirección-.

Cuando Celine se acercaba a nosotros Oraculum despertó. Miró a su alrededor con sus ojos blanquecinos, inspeccionando el lugar. Luego, circulos magicos, que nunca había visto, comenzaron a aprecer. Sus trajes comenzaron a transformarse en un kimono extravagante, y el cambio de colores en su cabello se hacia mas drástico. Un báculo apareció en su mano derecha y en su otra mano, surgió una piedra preciosa de color morado intenso que resplandecía desmesuradamente.

-Vete- Dijo en dirección a Will- Tú no eres necesario aquí- Will se retiro con indignación, pues no esperaba que Oraculum le hiciera retirar de esa manera-.

Lauviah aun seguía inconsciente, y no entendía la transformación de Oraculum. Oraculum levantó su brazo derecho, dejándolo al descubierto y claramente le vi tatuado "μαντειον" con letras doradas. Oraculum levantó la piedra resplandeciente en dirección mía, y luego, con la hoja filosa de su báculo cortó la palma de su mano. La sangre fluía y Oraculum hizo aparecer un pergamino en blanco, en el cual escribió con su propia sangre. Celine y yo contemplábamos estupefactos ante tal escena, quise intervenir pero esperé a que Oraculum terminará de escribir en el pergamino. Los círculos mágicos que nos rodearon nos teletransportaron hacia un santuario en piedra que se hallaba en la sección de los Ángeles de la Sabiduría. La entrada allí era prohibida, no entendía las intenciones de Oraculum. Cuando hubo terminado de escribir, me entregó el pergamino con letras de sangre, en el que leí:

"Ya no es posible seguir viviendo así. El Demonio te ha acosado demasiado tiempo. Le has dado demasiada ventaja. Estás jugando su juego, te tiene a su merced. Si quieres ser libre, debes invertir los papeles. Reúne tus ejércitos antes de emprender el viaje. Búscalo dentro de ti, atrévete a mirar en tu interior. En la jornada encontrarás alimañas y carne putrefacta. Pero encontrarás Princesas y Maestros también. Ellos te ayudarán en el combate. Ello no significa que lucharán por ti, pero tal vez puedan secar el sudor de tu frente, la sangre de tus heridas. Persigue al Demonio, acósalo, enfréntalo. Desciende hasta el fondo del infierno a buscarlo. Verás que se esconde y rehuye tu presencia. Cuando eso ocurra no pienses, sin embargo, que has triunfado. Que en ese momento la cobardía no se apodere de ti y te haga cejar en la búsqueda. Si no lo ves cuando lo buscas, escarba en los rincones no explorados aún. Persíguelo día y noche. Aprende a reconocer sus huellas, sus olores, sus marcas. Y cuando lo encuentres, pártelo en dos de un sólo sablazo. Sin ira, pero con la fuerza del trueno. Obsérvalo cuidadosamente. Cerciórate de que está muerto. Luego regresa a la superficie."

-Lucas Estrella.

Oraculum tomo mis manos frías con sus manos llenas de sangre, cerró sus párpados y susurró:

-El Eclipsim ha comenzado-.

Oraculum miró a Celine y le hizo una seña para que se acercara. Celine llevaba entre sus manos un báculo magnifico. El báculo llevaba una luna en su parte superior, con extrañas runas y la hoja de una oz. El báculo era de metal y de zafiros. Oraculum se sentó en la solido altar del santuario que estaba en el centro. Celine se arrodilló ante mí, y con sus manos extendidas me ofrecía el báculo. Oraculum contemplaba la esplendida escena con cierto orgullo.

-Transcurrido el primer Eclipsim, y con el libro en tus manos, eres oficialmente La Poseedora del Libro de las Lunas y como evidencia, se te entrega el báculo de la luna de invierno- Proclamó Oraculum. Tomé el báculo entre mis manos y Oraculum hizo tronar el suyo contra el suelo. El santuario se convirtió en un planetario, y ahora estábamos debajo de las estrellas. Una vista que nunca olvidaría-.

Ángeles de la música ©Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz