—Me alegro por tí, Lottie.

—Sí... No viniste al funeral de tu madre. Fue una sorpresa para mí al enterarme, creí que te vería de nuevo.

—No me parecía necesario asistir. Ella ni siquiera estuvo conmigo cuando... Bueno, tú sabes. Respecto a eso, ¿cómo vas?

—Duele cada día, pero uno se acostumbra.

—Sí...

Hablamos un poco más, pero tuve que irme. Volví a caminar por las calles, intentando recordar caminos sin perderme en el proceso.

Varios minutos después, estaba allí. Mi corazón empezó a latir con emoción al acercarme a la puerta para tocar, mis manos temblaban y un impulso de salir corriendo estaba a punto de ganarme.
Tres toques. Esperé, mirándome los zapatos. Oí pasos acercándose y me crucé de brazos, esperando.

La puerta se abrió y levanté la vista. Un hombre algo calvo con un cigarrillo en la boca me atendió, no necesité más de medio segundo para saber que se trataba de él. Pero tenía ojeras, estaba ligeramente obeso. Sin embargo, seguía siendo él.

Le sonreí. Dió un paso atrás, frunciendo el ceño. Un brillo recorrió sus ojos y noté como intentó ocultar su sonrisa.

—No —su voz había cambiado.

—¿No me vas a abrazar, Niall? —abrí mis brazos y él tardó unos segundos en reaccionar y abrazarme fuertemente. Carajo, sí lo había extrañado. Lo extrañé más de lo que creía—. Hola amigo.

—Eres tú... Realmente eres tú.

—Sí, lo soy. Tanto tiempo...

—Veinte años —me respondió—. Veinte años te tardaste en volver.

—Sí, pero...

Él se separó.

—¿Por qué tardaste tanto?

—Yo... recién ahora tuve el valor de regresar, lo siento mucho.

Le dió una larga calada a su cigarrillo.

—¿Cómo...? ¡Wow! No puedo creerlo...

—Ni yo. Creí que no volvería a pisar este lugar.

—Ven, pasa. Todo empeoró desde que te fuiste, pero no te culpo, de todas formas —exhaló el humo— todo se iba a ir al carajo en algún momento —juntó algunas revistas y latas de cerveza esparcidas por la mesa frente al sillón. Me senté junto a él—. ¿Pero tú como has estado?

—Me tomó un tiempo para estar bien. Ahora lo estoy, estoy felíz —sonreí un poco—. ¿Tú eres felíz?

—Ah, claro que lo soy. Estoy casado con una mujer maravillosa, Harry.

—¿Sid...?

¿Seguirían juntos después de tanto tiempo? Sería increíblemente bonito si así fuera.

—Ah, no, no. —Niall le dió un golpe a su cigarrillo y algunas cenizas cayeron al cenicero—. La historia de Sidney es bastante triste.

—No supe nada de ella.

—Hm, sí, me lo suponía —exhaló el humo de nuevo—. Sidney y yo rompimos dos años después de que te fueras, no por algo malo, simplemente dejamos de gustarnos y seguimos como amigos —contaba, mientras buscaba algún otro cigarro para más tarde—. Nos fuimos alejando cuando ella empezó a juntarse con otra gente y... resumiendo; estuvo con un mal tipo y al año de habernos separado se había vuelto una drogadicta.

Mi adorable lector - [Larry]Where stories live. Discover now