Prólogo

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—Deku.

Así empieza.

Alzo mis ojos hacia él. Está frente a mí. La sonrisa socarrona en sus labios.

—Vamos.

Ni siquiera replico. Me levanto, guardando los cuadernos y el estuche en la mochila y me la cuelgo al hombro, para después seguir a Kacchan. No intento decir nada.

Salimos del salón y pronto vamos por los pasillos. Probablemente los demás estudiantes piensen que es hora de la golpiza diaria.

Kacchan dejó de golpearme hace dos años. De la nada. Sin decirme una sola palabra más.

Me detengo cuando salimos de la visión de los demás y paramos en el patio, el sitio más escondido que hay.

Él se gira y toma mi mano.

Comienza con un toque suave. Siempre es lo mismo. Acaricia lentamente. Luego avanza y yo retrocedo, apegándome a la pared. Aún con mi mano entre la suya, la pone sobre la pared, a un lado de mi cabeza.

Los ojos de Kacchan no dicen nada. Son fríos. Tampoco abre la boca.

No se hace esperar y posa sus labios sobre los míos. Es rudo, fuerte y se desquita. No me deja respirar más que unos segundos para volver al mismo ritual de siempre.

Besándome como si no hubiera mañana.

Pero no hay que equivocarse.

Él es malo.

No lo hace por que quiera o algo así.

Lo hace porque sabe perfectamente que mi corazón está atado al suyo.

Lo hace porque encontró una forma más divertida y dolorosa de hacerme sufrir.

Besándome con odio, para que entienda que jamás lo voy a tener. Que nunca me besará con amor.

Juega conmigo. Con su toque.

Aunque no sienta nada.

Kacchan es cruel.

Le gusta ser cruel.

Y yo me enamoré de este ser cruel.

—Te veo mañana —dice, separándose. Se limpia los labios con una manga y no me mira. Yo solo puedo intentar tranquilizar mi respiración agitada—, Deku bastardo.

Lo veo irse, tranquilo.

Él no siente absolutamente nada por mi.

Tal vez solo odio.

Pero me gusta mentirme y decirme a mi mismo que algún día se detendrá. Que no seguirá haciendo esto. Porque él va a poner el «basta». Yo no puedo.

Tomo el odio, el desprecio y cualquier cosa que me dé. Si la única forma de sentirme cerca de él es sufriendo de esta forma, no me importa.

Hasta que Kacchan decida que esto es suficiente.

Las mentiras de Izuku (Katsudeku) Where stories live. Discover now