ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ғɪғᴛʏ ɴɪɴᴇ

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—¡Juuuuung Wooyoooooung!

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—¡Juuuuung Wooyoooooung!

El mayor rodó los ojos al escuchar la voz de Yeonjun.

Había salido de una relajante ducha y apenas se había cambiado, no estaba de humor para que el chico comenzara a-

Frunció el ceño de golpe.

¿Qué hacía Yeonjun en su casa?

Salió del cuarto apresuradamente, encontrándose al pelirubio en el pasillo.

—¿Qué haces aquí, Yeonjun? ¿Quién te dejó entrar? ¡Largo de mi casa!— habló mientras lo empujaba, haciéndolo retroceder hacia la sala, sin dejar que el chico hablara.

Se detuvo cuando en la sala vio a Soobin, quien hablaba de algo importante con San, pues el moreno estaba escuchando atentamente sus palabras, totalmente serio.

—¿San? ¿Tú los dejaste pasar?— preguntó. — Me voy a bañar por veinte minutos y ya dejas que-

—¡Escúchame!— lo interrumpió Yeonjun, ya le estaba molestando todo ese trato. — Está bien que quieras tu casa sola y sin nosotros para follar con este tipo. — señaló a San, quien abrió muy grande sus ojos con esta declaración. — Pero lo que pasó es en serio importante y te necesitamos.

Las mejillas de Wooyoung estaban totalmente rojas por esas palabras.

Ese chico no tenía filtro.

Suspiró y controló el enojo que cargaba.

Ese día había arreglado específicamente para pasarlo con San, y estaba realmente molesto porque lo interrumpieron, todavía no había empezado.

—Hace dos días, Taehyun me mandó un mensaje diciendo que estaban en el hospital, con Beomgyu. — comenzó. — Le pregunté qué había pasado pero no me contestó ninguna pregunta. Su último mensaje fue que no irían a la escuela durante unos días.

>> No contesta mis llamadas y tampoco las de Soobin, ni siquiera lee los mensajes.

>> No sabemos si pasó algo malo o sólo están enojados con nosotros.

Wooyoung frunció el ceño.

—¿Por qué estarían enojados con ustedes?— preguntó. — ¿Qué hicieron?

—¡Nada!— dijeron ambos jóvenes.

El mayor pasó la mirada de uno a otro.

—¿Probaron con ir a su casa?— preguntó.

Yeonjun asintió.

—Ayer fui yo mismo, pero el auto no estaba, no había nadie. — dijo.

El pelinegro comenzaba a preocuparse en serio.

—Déjame ver los mensajes. — pidió, extendiendo su mano, el pelirubio le entregó su celular, y el mayor se tomó un minuto para revisar la conversación.

; 𝗟𝗢𝗨𝗗² ─ taegyu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora