Our Fairytale - [Minsung] [✓]

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La melodía del piano sonaba dominante mientras Jisung pensaba en silencio qué era exactamente lo que estaba haciendo, con una de sus manos en la cintura de la castaña que tenía delante y con la otra sosteniendo su brazo con sus dedos sujetos a un costado. El viento golpeaba su rostro cada vez que hacía un movimiento rápido y se podía escuchar la suave risa de Lune en cuanto giraba; las cosquillas hacían presencia en su estómago.

Estaba viviendo una vida que no solía vivir. En su mente todo estaba organizando, sabía qué vuelta le seguía a la siguiente y que pasó dar luego del anterior, pero no había contado con una presencia más en el salón que tacharía todos los renglones para escribirles encima garabatos confusos y haría un descarado atentado a sus emociones.

Su cuerpo giró en su lugar y mientras Lune se concentraba en hacer lucir su vestido. Jisung colocó los ojos exclusivamente en el barón al otro lado del salón, quien estiraba su mano al aire y tomaba con la otra la cintura de la chica de cabello oscuro que tenía en sus brazos.

Una presión en su pecho fue suficiente para decirle que, el día que no cerró el baúl de los recuerdos, algo peor se había generado ahí dentro. Ellos solo habían tenido una linda noche y se suponía que debía dejar que la luna fuera la única testigo, pero ¿por qué tenía la necesidad de revivir cada segundo mientras sus planes caían rendidos al suelo y miles de llamas infernales acompañaban ese sonar en el piano?

Minho, por su parte, hizo presión en la cintura de la chica que tenía adelante con el solo fin de afirmar su baile, levantó la mirada y le dedicó una suave sonrisa a la pelinegra de la que aún desconocía el nombre, perdiéndose en la hilera de dientes que se asomó por sus labios y deseando con todo su corazón no pensar en el príncipe que hacía presencia del otro lado de la sala.

Había entendido algo y no le gustaba para nada tenerlo en su cabeza haciendo ruido, él y el niño de oro eran muy distintos, sus vidas iban por caminos totalmente diferentes y quizás debió haberlo supuesto aquel día. Lo último que debió hacer fue aceptar ese beso, estaba escrito en todas las señales que ellos dos no tendrían un buen desenlace en su historia. O más bien, ni siquiera tendrían una historia, esto solo era un breve relato. ¿Dónde estaba la última página y porque no parecía llegar nunca?

Dejó que la danza cubriera sus pensamientos, que las luces en el techo que colgaban en pequeños cristales tan caros como su traje iluminaran su pequeño momento con una desconocida. Dejó que la mano de la princesa hiciera una pequeña presión en su mano que no se comparaba en nada a la que crecía en su pecho cada vez que ponía su mirada en el rubio del otro lado del salón.

Fijó su atención en el suelo, en los ojos verdes opacos de la chica y luego en su cabello oscuro cayendo en bucles sobre sus hombros desnudos. El sonido del piano parecía llenar todo el ambiente tenso con un «algo» más liviano; la música y su capacidad de calmarlo todo.

Trató, realmente lo intentó, pero en cada uno de los giros, su cabeza también giraba para mirar a Jisung y preguntarse qué pasaría si volvían a encontrarse. Qué pasaría si sus ojos se conectaban una vez más. Adoraba ese escalofrío en su cuello al oírlo hablar o mirar sus labios moverse finamente sabiendo que cada una de sus palabras las guardaría en su mente por un largo tiempo.

No porque su corazón se lo dijera, sino porque esa mirada le había costado mucho tiempo encontrarla. Ese mirar sin odio, sin ninguna pizca de juzgamiento, adoraba ese brillo al verlo y creía que alguien que nació en la oscuridad misma, un poco de brillo caótico era encontrar oro en el barro. La atesoraba incluso si no quería.

Minho relamió sus labios y cuando menos se dio cuenta, la música había cesado. La chica le sonreía dulcemente mientras sus manos se colocaban en los costados de su vestido y se agachaba levemente para dar la despedida del baile. Minho recién ahí reaccionó, devolviéndole la reverencia y sonriendo en respuesta.