T R E I N T A Y S E I S

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KAIDEN

Día de mierda.

—Pax sal se acá antes de que te tire por el balcón y no voy de coña.—advertí por quinta vez.

—¡Abre los ojos, bella durmiente! ¡Que hoy es halloween!

—¿Y acaso quieres salir a pedir dulces?—le cuestioné con un mal temperamento.—Que te den por el culo.

—Sabes, a veces me pregunto porque soy amigo de un puto gruñon.—me sacó la sabana y me quede en bóxers blancos.—Vaya culo, Kai. ¿Acaso fuiste al gimnasio?

—Fuera.

—Me rehuso. Párate, te bañas y nos vamos de fiesta.

—Donde.

—En mi casa.—se acercó y me golpeó en la cabeza donde le tiré la almohada con una fuerza que de dormido no pude medir.—Vienes. Treinta minutos.

—Que te jodan.

—¡Con gusto!

Escuché el portazo que dio cuando me paré de pésimo humor. Pues la noche anterior había vuelto con el insomnio y ni si quiera pude dormir bien en la noche. Fui al gimnasio un par de horas, y el resto me quedé viendo como imbecil el techo, fumando o bebiendo.

A las nueve de la mañana recién pude colapsar de cansancio, donde si, había sido despertado por Pax a las casi nueve de la noche. Pues hace dos o tres días que no dormía y las doce horas que me di fueron casi relajantes.

Salí con un humor de mierda. Además, hace dos días que le había dicho a Carmín lo que jamás quise decir, una mierda que salió de mi boca y por impotencia.

«—¡Porque eres mi maldita novia, joder!»

Aunque no lo iba a retirar, ni de puñetera broma, las relaciones me ahogaban. Jamás fui y jamás seré alguien que se deje atar, pero una vez más Carmín se metía en el camino obligándome a tomar decisiones que ni en mi puta vida pensé que tomaría por ella.

Me estaba perdiendo yo mismo o el que demostraba ser, y no sabía si era algo bueno o malo.

Me bufé y me metí en la ducha con el agua más fría que pude. Estaba odiando la sensación que llevaba, no sabía si porque me sentía lejos de ella pero a la vez muy cerca. Estaba metiéndome en sus sentimientos, pero no lo había creído hasta que la declaré como mi pareja en mi cumpleaños.

Claro que la deseaba, y no me iba a alejar. Solo debía pensar y refrescar mi mente. Un cambio así de drástico siempre tiene que tener tiempo para asimilar, más cuando es algo que jamás había hecho.

Otro tema me afectaba. El de mi madre con la infidelidad hacia mi padre, lo cual desató lo peor de mi vida; perder a papá, vivirlo y verlo. Todo por un tonto acto de amor...

Amor, amor, amor. ¿Sirve de algo? ¿Es real?

«Basta.» me ordene por pensar en exceso cuando el dolor de cabeza comenzó a brotar.

Ya listo, saqué uno de los batidos de proteína que era lo único que mantenía en mi apartamento y me vestí con lo primero que se me vino a la mente, aunque no era disfraz de verdad y casi se parecía a mi ropa cotidiana.

Bajé a la recepción cuando el portero me detuvo.

—¡Señor! Hace unos días vino su primo a pedir las llaves de su apartamento.

Fruncí el ceño mientras terminaba de abrochar los botones de mi camisa en mis muñecas.

—¿Que? No tengo primos aquí en Los Angeles.—contesté con una mala sensación.

Mi cruel obsesión《+21 》(borrador)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin