V E I N T I C U A T R O

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Capitulo largo, (tomen sus snacks, su playlist y a leer!)*

CARMÍN — PARTE I

Volví a mirar el techo de mi habitación. La fotografía de nosotros bailando la canción que el había elegido para los dos.

¿El eligiendo una canción? Muy loco de ver.

Solté un suspiro ante mi estupidez. Y lo acepté.

Andaba detrás de un bloque de hielo incapaz de amar, que me había advertido siempre aquello. La ingenua de caer fui yo al fin y al cabo, y eso no lo podía evitar.

Me levanté de mi cama viendo la hora. Siete de la mañana, y un nuevo periodo escolar. El último de mi vida.

Me paré con mi pijama de Stich enorme parecido a un enterito. Seguía con el dolor muscular de hace dos días quemando en mis tendones—gracias a la maratón corriendo que me di luego que Kyle me recogiera en el departamento de Kai, sin señal de el—, y me quejé varias veces mientras encendía el agua caliente de la ducha.

Al entrar pude sentir el agua calmando aquellos dolores, y cerré los ojos intentando que se llevara mis preocupaciones con el agua.

El día luego de que confesé mi mayor secreto, Kaiden no me habló más. Desapareció de la faz de la tierra y como había dicho, su hermano terminó recogiéndome de su apartamento para dejarme casa sin decir ninguna palabra.

Tampoco se había comunicado conmigo por móvil, y yo con mi gran orgullo tampoco le había hablado. Podría gustarme, pero tenía más dignidad que aquello.

Salí y me puse mi lindo uniforme de la escuela, véase el sarcasmo. Habían diferentes tipos de uniformes, peor todos eran con algún detalle verde, negro y blanco. Falda escocesa verde, falda negra, blusa blanca o negra, pantalones, bla bla bla.

Agarré la falda escocesa verde oscura y la blusa blanca poniéndomela rápidamente. Encima agarré un suéter negro y lo metí dentro de la falda antes de agarrar las medias largas negras y unas zapatillas vans negras por completo.

Vaya conjunto. Me importaba la nada.

Me puse máscara de pestañas y mis lentes negros, porque si, se me dificultaba leer gracias a una leve miopía.

Agarré mi mochila que había alistado el dia antes y camine con mi móvil en mano, y con la pereza en todo mi cuerpo.

Mi padre se había marchado luego de haberme despertado para ir al primer día de escuela, y gracias a que todavía mi carro no llegaba, tenía que andar a pie.

Me bufé por el sueño, y agarré una energética que saqué en el camino junto a una manzana tras sentir el estómago pelándome los ácidos por dentro.

Mastique la fruta mientras el día recién se iba levantando. La escuela quedaba a cinco kilómetros, para rematar.

Iba por el segundo kilómetro cuando una bocina me hizo saltar tres metros de mi posición. Aquello me recordó en como Tom me llevaba a la escuela, y no era lindo de añorar.

—¡Hey!—baje la mirada y observé al conductor. Era Dean, mi acompañante de la gala anterior.—¿Te llevo?

Sonreí y acepte la magnífica propuesta, odiaba caminar a estas horas y más con el frío de las mañanas.

Subí y dejé mi bolsa de entrenamiento en la parte de atrás de la cabina mientras el olor a shampoo y a desodorante de Dean me inundaba mis sentidos.

Me moleste ya que en cualquier otro momento me hubiera parecido agradable, pero en aquel segundo, solo quería oler el tabaco y menta de... de aquel que no me responde.

Mi cruel obsesión《+21 》(borrador)Where stories live. Discover now