Capítulo 12. Presente.

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—Exactamente —aprueba el vocero —. Con nuevas leyes e incluso un nuevo rey, las penas no serían tan severas. Se buscaría una nueva forma de castigar que no incluya el arrebatamiento de vidas.

—¿Tienen en mente a alguien? —Vuelve a cuestionar.

—Para eso estoy aquí. —se levanta un sujeto de la multitud. —Pueden llamarme Mercader y me considero la persona idónea para convertir este régimen en algo sano y digno de todos.

Siento la mirada de Gregorie sobre mi al escuchar esto. Ese es el seudónimo de alguien a quien conozco a la perfección. Gerald Heinrich.

—Es imposible pacificar un reino que vive en constante guerra. —discrepan.

—La guerra se debe a una venganza y sin el rey que la motiva, ya no existiría. Pero de lo que aquí hablamos es de la lucha interna que se vive en el reino, de las ínfulas de superioridad de Magnus Lacrontte y ese es nuestro objetivo.

—¿No cree que eso es una utopía?

—Lo dice el lema. Fuerza, lealtad y riqueza. —se pasea por la sala hasta llegar al frente —. Lo primero y lo último ya lo tenemos, pero la lealtad es algo que el rey no tiene por su pueblo. ¿Recuerdan cuando retiró el ejército de la frontera ante los acuerdos con el difunto Aldous Sigourney y él aprovechó ese descuido para atacarnos? Ahí no hubo lealtad, porque aún sabiendo lo traicionero que era el soberano de Grencock nos expuso y obtuvimos muertes de inocentes que se pudieron haber evitado.

—Entiendo su punto. Derrocar al rey Magnus para tener leyes que respeten la vida en Lacrontte, pero ¿en que beneficia eso a los Cromanenses? Solo nos aseguran la hipótesis de que el rey Gregorie tome conciencia y no repita los actos.

—La mente detrás de las muertes tiene un nombre y es Magnus Lacrontte. Sin él en el camino su rey no tomaría medidas tan severas. Estamos asegurándoles la paz y democracia que hasta ahora han tenido, solo debemos quitar la manzana podrida para que no carcoma la cabeza de su primo. —habla con tenacidad, con dominio. —Mírenlo como una siembra en la que en un futuro obtendrán maravillosos frutos. Es una inversión sin pérdidas. Ya el rey Gregorie comenzó a modificar su constitución, así que es momento de actuar y evitar un desastre mayor.

El salón permanece en silencio por unos minutos, parece que todos digieren las palabras para luego tomar una decisión. Sin embargo, en lo único que yo puedo concentrarme es en la voz del mercader. Porque aunque en muy pocas ocasiones he cruzado palabras con Gerald y la última vez que nos vimos fue hace ya unos meses, puedo declarar con seguridad que no se trata de esta persona.
Alguien se hace pasar por él y quiero saber quién y por qué.

—Arriesgaremos nuestras vidas si nos unimos, al igual que la de nuestras familias.

—Pero podrán vengar la muerte de sus hijos, hermanos, amigos o padres. Recuerden que la mayoría de guardias sucumbieron a manos del rey Magnus. —continua el que se hace llamar Mercader para persuadirlos.

—Es mucho para procesar. Tendré que pensarlo y días después dar una respuesta.

—Así no funcionan las cosas aquí. O te unes desde el inicio o estás fuera. Un régimen tan radical como el Lacrontte merece movimientos y medidas radicales por parte de sus opositores. Es la única forma de vencerlo, sin dudar.

—Estoy dentro. —Levanta un sujeto su voz.

—También pueden contar conmigo. —dice otro y así se van sumando muchas personas más, entre esos Gregorie y por supuesto yo.

El corazón del Rey. [Rey 3]Where stories live. Discover now