Comienza el problema

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—¿Qué pasó mientras yo cambie? —preguntó la castaña, esperando alguna respuesta de sus amigos, a lo que todos permanecieron callados. Nadie quiso hablar de aquello. ¿Cómo podrían decirle a la castaña que se había acostado con todos ellos?

Definitivamente, nunca lo dirían. Ese secreto, todos se lo llevarían a la tumba.

Catarina no le tomó importancia al silencio que se había formado y continuó comiendo hasta que hizo una expresión de asco. La comida no le sabía tan bien.

—¿Pasa algo con la comida, Catarina-sama? —preguntó Mary, observando que Catarina se tapaba la boca con su mano derecha, como si quisiera ¿vomitar?

—Creo que tuve asco. —respondió la castaña, tomando el vaso con jugo de naranja para después beberlo por completo.

La madre de Catarina, MiriDiana Claes, se acercó a su hija.

—Tal vez te cayó mal la comida. —se le hizo extraño a la mujer de cabellos castaños, ya que su hija nunca tenía asco de la comida.

A excepción de Luigi, todos los demás se pusieron pálidos tras escuchar que Catarina tenía asco de la comida.

Aquello era un síntoma común en el embarazo.

Y tomando en cuenta lo que había sucedido días atrás, era muy probable que Catarina Claes estuviera embarazada de alguno de los chicos con los que se había acostado y que no recordaba en estos momentos.

¿Cómo se salvarán de este problema?

Debido al asco que sentía en aquellos momentos, Catarina se retiró a su habitación, despidiéndose de sus amigos y familia, esperando que Anne le llevara un té para calmar el asco, ya que no podían darle una poción mágica de potenciación curativa si no conocían la enfermedad.

—Con su permiso, mi hermano y yo nos retiramos también. —dijo Gerald, dándole una mirada rápida a su hermano para darle a entender que tenían que irse.

Alan captó la mirada de su hermano mayor, y le siguió la corriente.

—Sí, tenemos asuntos pendientes que atender. —prosiguió el de cabellos grises.

No solo los Stuart se despidieron de la familia Claes, sino también los otros chicos, partiendo a sus respectivos hogares para pensar mejor en qué harían si Catarina realmente estuviera embarazada.

—Dígale a Catarina que se recupere pronto, por favor. —pidió la rubia de cabellos cortos, yéndose con su amiga Mary, quien la llevaría en su carruaje hasta su hogar.

Keith, al vivir en el mismo lugar, se retiró a su habitación, mientras que Anne se iba a la cocina para preparar el dichoso té que quería Catarina.

Cada uno de los chicos, por su parte, comenzaron a pensar y formular un plan para hacerse cargo del futuro miembro de la familia Claes.

Por otra parte, Miridiana Claes miró a su marido, Luigi Claes, dándole una mirada de terror.

—¿Qué pasa? —preguntó el adulto, mirando a la pálida castaña con duda. —No te ves bien. —el señor apenas iba a llamarle a un sirviente para que le trajera un vaso de agua para su esposa, pero la voz de la mujer lo interrumpió.

—No es nada. —fue lo único que pudo decir la mujer. —Solo estoy un poco cansada.

La mujer no quería hablar sin tener pruebas. Si Catarina tenía asco de la comida, podría deberse a que estaba enferma y no que probablemente estuviera embarazada, puesto que el tener asco fue uno de los síntomas que había presentado en su primer mes de embarazo.

"¡Yo soy el padre!" |Fanfic de Bakarina| Trilogía (3/3)Where stories live. Discover now