𝐸𝑙 𝐴𝑚𝑜𝑢𝑟 𝐷𝑒 𝑀𝑒 𝑉𝑖𝑒 - Lily Evans

𝒞23

𝕃𝕚𝕝𝕪

-Lils, por favor, ¡no puedes tardar tanto en el baño! -bramó Marlene molesta, golpeando la puerta desesperada- ¡Nosotras también tenemos un baile!

-Ya salgo -murmuré mientras me terminaba de aplicar el labial rojo-. Listo.

Abrí la puerta con lentitud, y salí caminando con dificultad.

-Estás hermosa -dijo Alice acercándose a mi.

-Lo mismo digo -repliqué mientras la tomaba de la mano y le daba una vuelta, provocando una risita de la muchacha.

-Si, si, todo muy lindo, pero lo único que quiero es ir al baño -interrumpió Mar nerviosa, empujándonos a Al y a mí.

-¡Esa mujer! -gritó Dorcas exasperada-. Agradezco a la vida que es el último año con ella.

-Tu me amas, Dodi, Aceptalo de una vez -respondió Marlene en un grito, intentando que se la escuche desde el baño.

Dorcas rodó los ojos divertida y comenzó a guardar sus maquillajes en una pequeña bolsita, para luego dar una vuelta.

-¿Qué les parece? -inquirió sonriente.

-Es bellísimo ese vestido- exclamé mirándola, el negro de este, de alguna manera, hacía que su piel bronceada brille, y que el contraste entre su pelo rubio y sus ojos marrones sea más notorio- Eres bellísima.

-Pero yo creo que Alice está más linda que ella -comentó Mar cuando salió del baño, sacándole la lengua a Dorcas, haciendo que la castaña se sonrojé.

-Ese vestido hace que la dulzura de tu alma se refleje en tu físico -añadí mirando a Al, admirando el rosa palo de su atuendo.

-Y después no lo aceptas cuando te digo exagerada -se quejó Marlene rodando los ojos.

-Deberíamos ir bajando -nos cortó Dorcas-, en poco tiempo empieza.

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-Estás hermosa -susurró Ágatha cuando me acerqué, provocando que mis mejillas ardieran.

-No te quedas atrás -repliqué, haciendo que la muchacha soltara una pequeña risa.

-Nunca me imagine que Lily Evans me diría algo así -continuó, mientras nos encaminábamos al Gran Salón.

-Yo tampoco pensé que te lo diría -dije Risueña- ¡Especialmente que yo te invitaría al baile!

Agatha abrió la boca para decir algo, pero entonces escuchamos a Sirius gruñir.

-¡Muévete, Whitarson!

-¡Es mi pareja, dejá de molestarlo! -bramó Dorcas.

-¿Vas con ese odiota? -preguntó Agatha con los ojos muy abiertos.

-Estoy acá, ¿saben? -inquirió el guardián de Gryffindor molesto- Puedo escucharlos.

-Solo bromeamos, Whitarson -río mi compañero, abrazándolo por los hombros.

Rodé los ojos, debatiéndome entre la diversión y la molestia.

-¿Podemos entrar?

Marlene se adelantó para abrir las puertas, y por unos segundos nadie respiró.
El comedor parecía un lugar completamente diferente, las cuatro mesas de las casa habían sido remplazadas por muchas redondas, las cuales estaban decoradas con bellísimos manteles blancos.
Los, ahora doce, árboles de Navidad brillaban en las distintas partes en las que estaban ubicadas, muy coloridos pero delicados.

-Es hermoso -susurré sonriente, contenta con el trabajo que habíamos puesto en el.

-Si, Lils, es hermoso -me aseguró Agatha, apretando levemente mi mano, para luego soltarla.

-Ey, ¿dónde está Alice? -preguntó Dorcas, mirando alrededor.

-Ya la encontré -exclamó Marlene, en tono pícaro.

Todos nos dimos vuelta, para encontrarla de la mano con Frank Longbottom, provocando que todos estallemos en sonrisas, y que Sirius le entregue Galeones a Remus.

-Yo siempre supe que ellos terminarían juntos -comentó Remus con una sonrisa amigable dibujada en su rostro, mientras tomaba su dinero con tranquilidad.

-La verdad creo que todos nos lo esperábamos -dijo Agatha embozando una expresión dulce que me sorprendió.

Aunque, luego de unos segundos, la felicidad de la muchacha se deslizó fuera de su cara, y ahora estaba frunciendo el ceño.

-Ya vuelvo -murmuró la chica de pelo alborotado, antes de salir a caminar por los terrenos del castillo.

-Se fue a buscar a Sirius -dijo Mar en mi oído-, últimamente está raro, necesita de su amigo.
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