𝐶19

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𝕃𝕚𝕝𝕪

-¿Cuándo le vas a hablar? -inquirió Alice por enésima vez- ¡Ninguna de las dos está bien!

-¡Obvio que no estoy bien! -repliqué cansada- ¡Mary no devuelve las lechuzas y tu estás pensando en una cita que no llevó a una relación!

La castaña me miró dolida, y bajó la cabeza antes de murmurar.

-Yo no me refería a que lo de Mary tiene menos importancia...

-Ya sé, Alice -la corté, para luego respirar profundo-. Es que estoy muy impaciente, no quería agarrarme la contigo.

-Esta bien -murmuró la muchacha.

La chica abrió la boca, seguramente para cambiar de tema, pero, de la nada, apareció Sirius y se sentó junto a mí.

Rodeó mis hombros con un brazo, y me aplastó levemente.

-¿Todo bien, LilyFlor?

Alice tapó su boca con una mano, obviamente para que yo no la vea reír.

-No me digas así... -intenté quejarme, pero Sirius me interrumpió de nuevo.

-¡Aga no te quedes ahí parada! -aulló mi amigo- ¡Vení a sentarme!

Me tensé ligeramente al escuchar esto, no muy segura de sí la situación sería muy incomoda.

Agatha apareció y se encaminó en dirección al sofá que estaba frente al mío, junto a Alice.

-¡Dale, Viena ! -volvió a gritar Sirius- ¿Necesitas media hora por paso?

La azabache tragó con fuerza y miró a su mejor amigo con odio, mientras se apresuraba a sentarse.

-Viena -repitió Alice pensativa-, ¿por qué tienen esos apodos raros?

Black me miró sorprendido, claramente atónito con la pregunta. El chico abrió la boca para decir algo, pero, cuando ningún sonido salió de su boca, salió corriendo fuera de la sala común.

Alice frunció el ceño al ver está escena, y se apresuró a pararse en frente de Agatha, quien intentaba seguir el camino de su amigo.

-¿Está todo bien? -inquirió con una ceja alzada la chica.

-¿Tiene algo que ver con que Remus es un Hombre Lobo?

Que la pregunta saliera de mi boca me sorprendió un poco, especialmente considerando que estaba mirando a Agatha a los ojos, aunque rápidamente desvíe la mirada.

-¿Cómo sabes eso? -preguntó la azabache con suavidad, bajando la voz.

-Me di cuenta -repliqué, todavía mirando mis zapatos-, si conoces los síntomas no son muy difíciles de encontrar.

-¿Remus...? -Alice tenía los ojos oscuros muy abiertos, y no logró terminar su oración.

-No le digas a nadie -ordenó Agatha, y luego se giró para encararme a mí- ¿Desde hace cuánto sabés?

-Mediados de sexto -respondí con casi un susurro.

-¿Remus...? -continuó repitiendo la muchacha junto a mí, Agatha, al parecer sin ganas de dar explicaciones, comenzó a retroceder lentamente, hasta salir por el cuadro de la Dama Gorda, dejándonos a Alice y a mí solas en la Sala Común de Gryffindor.

(•••••)

Mi aliento se estaba volviendo pesado cuando estábamos por llegar al final de la escalera, mi respiración siendo el único ruido.

Agatha subía tranquilamente a mi lado, ningún tipo de problema al hacerlo, pero su mirada clavada siempre en el suelo.

Patrullábamos, pero no se sentía como eso, siempre que lo hacíamos los silenciosos pasillos se llenaban de risas y conversaciones, pero, mientras nos dirigíamos hacía la torre de astronomía, ninguna palabra salía de nuestras bocas.

Abrí la boca para decir algo, para nada segura de qué, pero volví a cerrarla cuando escuché algo.

Gemidos...

Por primera vez esa noche nuestras miradas se encontraron, aunque la preocupación e incomodidad era lo único que pude descubrir en sus ojos.

Como la escalera iba en espiral, no logramos ver nada hasta llegar a los últimos escalones. Aunque lo que presenciamos hizo que paráramos en seco.

Sirius Black estaba sobre una chica, medio desnudo, besándola con tanta pasión que parecía que compartían una boca.

La muchacha también estaba medio desnuda, y el brazo de Sirius era lo único que nos impedía ver sus... Sus partes superiores.

-¡Marlene!

El gritó de Agatha  hizo que me diera cuenta de los hechos, esos eran Marlene Mckinnon y Sirius Black.

Los dos adolescentes se separaron jadeando, y la cara de la rubia parecía hecha de tomate, aunque el pelinegro estaba molesto.

-¿Necesitan algo? -gruñó Sirius mirándonos alternativamente a Agatha y a mi.

-Ugh -se quejó Agatha, tapándose los ojos con las manos-, ¿no podían buscarse un cuarto?

-¡Esto es un cuarto! -se defendió Marlene.

-Su "cuarto" no tiene puerta -rebatió Agatha, haciendo que yo suelte una risita.

La azabache volteó su cabeza para verme sorprendida, sin poder creer que había reído por algo que ella había dicho.

Sin siquiera pensarlo le dediqué una tímida sonrisa, que, para mi sorpresa, fue devuelta.

Sirius miró exasperado el intercambio, hasta que decidió que no podía esperar más.

-¿Se van a ir o no?

-

Revisando el capitulo no pude evitar tener un ataque de risa.

Provecho.

Provecho

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𝐸𝑙 𝐴𝑚𝑜𝑢𝑟 𝐷𝑒 𝑀𝑒 𝑉𝑖𝑒 - Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora