18: Período.

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— Mikasa. — dijeron al lado mio mientras movían mi brazo lentamente — Hey. — repitió.

Abrí mis ojos rápidamente esperando lo peor, ¿Se habrá muerto alguien? Pensé.

— ¿Quién murió? ¿Fue Armin? Dios, ¿Connie? — cuestione rápidamente sentándome en la cama viendo el rostro pálido de Jean.

Él negó rápidamente, y yo me concedí suspirar. Creo que haber sido soldado tuvo esa consecuencia, estar siempre alerta incluso cuando recién te despiertan.

— Mm.. creo que te ha llegado tu periodo menstrual. — susurro señalando mi entrepierna. Abrí mis ojos como platos y baje mi mirada, encontrando a las sábanas blancas manchadas de sangre. Mis mejillas se volvieron carmesí, y la vergüenza comenzó a recorrer cada parte de mi cuerpo.

No me podía estar pasando esto, no a mi. Tengo mi periodo irregular, hay meses que me viene y otros que no. Cuando estaba en la Legión era aún peor, podía no venirme por siete meses y estaba todo bien en mí. Al salir, mi periodo fue nivelandose paulatinamente. El tiempo máximo de meses intermedios son tres meses, y esta vez solo habían pasado dos desde la última vez.

— Ups. — me limite a susurrar.

— ¿Necesitas que te compre algo o..? — cuestiono parándose.

— Me encargaré yo, no te preocupes. — contesté para luego quitar las sábanas y correr hacia el baño.

Tenía pena, pena de mi y de la situación en la que me encontraba. Jean tendría que ver como pasaba tres días de inmenso sufrimiento, días donde el baño era mi hogar por las veces que convivía allí. Dios, ¡Sentirá asco de las sábanas! De esa inmensa cantidad que salió de mi vagina ¿Cómo seré capaz de mirarlo a la cara?

Respire hondo, y busque entre los cajones algún paquete de tallas femeninas. Había solamente un paquete que contenía dos, tendría que ir a comprar. Encontré, junto al paquete, un calzón súper grande que lo usaba especialmente en esos días. Lo olí, verificando si estaba limpio y al comprobar esto me lo coloque, seguido de la toalla, luego de limpiarme.

— Iré al cuartel ahora, ¿Quieres que compre algo? — volvió a insistir Jean golpeando la puerta. Abrí esta, ya me encontraba limpia y había arreglado mi pelo.

— No, gracias. Me encargaré yo de esto. — contesté.

— No tengo problema en comprar tus cosas de dama, en serio.

— Ya tengo todo lo necesario aquí, por eso. — mentí descaradamente, ya había usado las comprensas ya que mi flujo es bastante.

— Bueno, te deje el desayuno en la mesa ¿Sí? Tengo que apresurarme que a las 10 recogen el correo. — aviso acomodando su camisa.

— Esta bien. — dije, él beso mi boca fugazmente para después marchar.

Suspiré y tome una palangana, la llene de agua, como usualmente hago con toda la ropa, y metí las sábanas dentro. Agarre el jabón blanco en mi mano y comencé a fregar.

No quiero que Jean me mire en este estado, se que en algún momento lo iba a ser pero.. ¡No tan pronto! Encima, a juzgar por la cantidad, se nota que va a ser un periodo muy feroz para mí. En mi periodo en la tropa tenía un flujo marchito, casi escaso que duraba dos días. Pero cuando salí las cosas cambiaron para mi, a pesar de que los días solo aumentaron por uno más el flujo fue el gran problema. Podría decir que hasta crearía un nuevo mar con la cantidad que expulsa mi sistema. Y eso es lo que me avergüenza, no quiero que él me vea comprando cuatro paquetes de ocho ¡Y de las nocturnas! Que encima debo ponerme doble para expandirlas aún más.

Después de todo [Jean x Mikasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora