04: Dormir.

1.5K 117 4
                                    

MIKASA

Cerré la puerta detrás mio y me dirigí a mi cuarto, donde entre lagrimas cambie mi ropa por mi pijama: un camisón largo blanco. Fui al baño y me miré al espejo, totalmente destrozada. Limpie mi cara con cuidado hasta no dejar ningún resto de maquillaje. Me dolía la herida en la frente.

Me dirigí a la cocina, donde lo vi a Jean hirviendo agua en la pava; seguramente haciendo té. En silencio, abrí los cajones y saque de ahí agua oxigenada y unas gasas.

- ¿Necesitas ayuda? - murmuró acercándose. Me quito los artefactos de la mano, tocando mis dedos. Me tense rápidamente y este se alejo al notarlo. - Disculpa, no quise incomodarte.

Suspiré y tome una bocanada de aire. No podía parar de pensar sobre el hecho sucedido hace unos minutos, si no fuere por Jean en estos momentos estaría siendo abusada; por eso me asuste a su contacto reciente, porque estaba desprevenida. Pero sabía que él no seria capaz de nada, es una persona demasiado respetuosa hacia las mujeres.

- ¿Me ayudas? - susurre levantando mi mirada. Él asintió. Me pare enfrente de él y tomó mi mentón; lo levanto para que lo mire. Coloco un poco de agua oxigenada en las gasas y comenzó a desinfectar mi herida con cuidado. Hice un pequeño quejido, sentía como si me estuviese ardiendo.

Él parecía bastante concentrado en su trabajo. Mientras que yo lo estaba en su cara; analizando cada parte de ella. Sus ojos marrones, su nariz delgada y un poco puntiaguda, sus labios delgados. Empecé a contar cada pelo de su barba como si fuese una actividad bastante divertida. Al ver que iba a ser imposible contar a todos, decidí contar sus lunares. Tenía pequeñas cicatrices de guerra, que ni se notaban a menos de que estés demasiado cerca de él como yo en estos momentos.

- ¿Tienes vendas? - exclamó cortando el silencio. Asentí y abrí el cajón junto a mí. Sacó las vendas junto a una tijera. La envolvió a mi cabeza dando varias vueltas y la corto para luego hacer un nudillo fuerte así no se me sale. - Mañana tenemos que cambiartela.

- Sí, lo sé.

Me paso una taza de té. - Bebe. Se te va a pasar el alcohol.

Aunque ya me encontraba bastante lúcida por lo sucedido bebí sin quejarme. - Jean, en serio, gracias. - murmure al finalizar mi té. - Si no fuere por ti no me quiero imaginar lo que hubiese pasado.

- No me agradezcas Mika. - me dijo - ¿Lo conoces al tipo?

- No se quien es, pero siempre que salgo a comprar por el barrio me dice cosas.. - recordé. - Le pido que se aleje pero parece que pedirle eso hoy no fue suficiente.

Vi una leve vena aparecer por su frente, estaba enojado. Demasiado. Se levantó de su silla y abrió la puerta de entrada.

- ¡Jean! ¡¿Adónde vas?! - le grite al verlo caminar rapidísimo fuera de mi casa. Hizo oídos sordos y aumento su paso.

Cuando quise salir a buscarlo, un dolor impresionante hizo que me detuviera. Mi cabeza daba puntadas sin cesar, cerré la puerta como pude y me tire al suelo. Vi mis piernas, todas moradas debido a que me arrojo a una pared. Seguramente todo mi cuerpo se encontraba igual o peor de morado. Mis manos dolían al tocarme los nudillos, los cuales aún estaban rojos. Mis brazos tenían leves cortes. Espere unos minutos más a que llegue, y al no ver que no lo hacía decidí bañarme. Me sentía sucia, usada, sentía que aún tenía las manos de ese hombre asqueroso encima mío. No podía ir detrás de Jean, ya es un chico grande; seguramente sabe lo que está haciendo, no puedo ni siquiera correr en mi estado. No puedo cuidarlo el día de hoy.

Después de todo [Jean x Mikasa]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu