Muzan Kibutsuji

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Despertaste exaltada, habías tenido otro pesadilla, de nuevo... Te levantaste de tu cama y fuiste al baño para mojar tu cara, bañarte y prepararte para ir a trabajar.

Saliste de casa, 40 minutos antes de que dieran las 8. No sueles tardar mucho en llegar, incluso sueles llegar temprano, sin embargo desde que comenzaste a tener "pesadillas" no has descansado bien; tus sueños son tan lúcidos que es como si tú misma te forzaras a tenerlos. No te quejas, has visto a mucha gente guapa gracias a eso, pero siempre te dejan confundida y con muchas preguntas.

—Aquel hombre es muy guapo, lastima que sea raro... —murmuraste sacando tu celular.

En cuanto entraste al tren y te sentaste, le mandaste un mensaje a tu madre, hoy es su cumpleaños así que irás a visitarla luego de salir del trabajo, para no hacer tantos viajes llevas su regalo en tu bolso. Ella te respondió de inmediato, una sonrisita apareció en tu cara al leer su mensaje: "Ten cuidado, hija nos vemos al rato", le respondiste devuelta y guardaste tu celular.

No pasó mucho para que llegaras a tu trabajo, fuiste directo a tu lugar, te quitaste el bolso y lo dejaste en tu escritorio. Tu amiga  salió y movió su silla para acercarse un poco a ti.

—¡De nuevo te ves muy mal! —exclamó. —¿Otra noche sin dormir bien o...?

—Ni se te ocurra.

Ella río.

—¿Otra vez tuviste esos sueños? Deberías considerar comenzar a tomar pastillas... Aunque si estuviera en tu lugar, yo gustosa con soñar que un hombre guapo está conmigo. ~

Su recomendación sonaba seria en un principio, pero luego se volvió una burla. Ella se paró de su silla, caminó hacia ti y dejó una botella con café sobre tu escritorio.

—¿Siquiera desayunaste? Toma esto, si quiere comer algo dime —lo tomaste.

—Al parecer tu empatía volvió a ti.

Abriste la botella de café y le diste un trago.

—Eres mi amiga, ¿qué más puedo hacer? —las dos rieron. —Aparte si no comes nada, tu rendimiento va a bajar. No quiero que te despidan.

—Por Dios, lo último que harían sería despedirme —volviste a darle otro trago al café. —Aún así, estoy segura de que pronto dejaré de tener estas pesadillas.

—Deberías de aprovechar y hacer un manga o un libro, tus sueños suenan a una fantasía muy bonita. El villano encontrando otra motivación para hacer sufrir al protagonista, una pareja...

Todo parecía otro día normal, un día como cualquier otro en el trabajo, las pláticas que sueles tener con tu amiga... La celebración del cumpleaños de tu madre. ¿Qué fue lo que salió mal?

Te duele la cabeza a horrores, te costó abrir los ojos y en cuanto lo hiciste te encontraste con una tenue iluminación. Frunciste el ceño, ¿por qué hay tan poca luz?... Te preguntaste, en cuanto apoyaste tus manos en la el suelo, te percataste de que no es un suelo normal, por lo menos no uno moderno. Bajaste la mirada y te diste cuenta de que estás encima de un futón, tu confusión no pudo evitar crecer mucho más. Un piso con tatami, un futón... Y tienes un kimono encima, tragaste saliva. ¿Me secuestraron o algo así? Miles de preguntas aparecieron en tu cabeza. Antes de despertar, lo último que recuerdas es cuando ibas saliendo del trabajo junto a tu amiga, ella ofreció llevarte a casa de tu madre. ¿Cómo terminaste en este lugar?

Tu cabeza duele, cuando intentas recordar que fue lo que sucedió, aparecen recuerdos que nada que ver contigo.

Te levantaste del futón, si bien tu habitación tiene una iluminación tenue, cuando empezaste a caminar viste luz detrás de la puerta, el shoji¹ te permite notarlo. Caminaste hacia la puerta, la tomaste y abriste con cuidado, esta casa no puede ser aún más japonesa; tuviste miedo de abrir la puerta tan rápido que el papel se rompiera. En cuanto lo hiciste, la figura de una pareja sentada frente a un hombre se apoderó de tu campo visual. Frunciste el ceño, reconoces a ese hombre.

Kimetsu no Yaiba | One Shots  | #2 PAUSADOWhere stories live. Discover now