Cuando se sentó arriba de mi erección la tome de las caderas para no eyacular en mis boxers.

—¿Despertaste hace mucho? —quiso saber, tenía sus labios a unos centímetros de la cara y me era imposible no querer besarla, pero no creo que la idea le agrade mucho. Sin embargo fue ella quien se acercó y deposito en mis labios un pequeño pico— oye...

No la deje hablar, no quería que digiera que lo olvidáramos, no hasta haberla disfrutado un poco más. Así que si, la bese con furia, diciéndole hola y adiós en un mismo beso. Uno que no olvidase jamás, para que al menos se quede con eso si iba a seguir con ese chico. Se me hizo un nudo en la garganta al pensar en que él iba a besarla todos los días y yo me tenía que conformar con una noche y una mañana. Trate de no pensar en que esta boca no me pertenecía, que él le haría el amor como yo deseaba hacerlo, en que ellos tenían una historia y yo, no era nada más el chico que ella había conocido en un mal momento de su relación.

La tumbe en la cama sin dejar de besarla, al mismo tiempo que me situaba encima de ella, abrió las piernas para rodearme las caderas. Introduje mi lengua en su boca tratando de tomar todo de ella, de saborearla, de comerla, hacerla mía con la boca.

Gruñí cuando me clavo los talones en la parte trasera de los muslos atrayéndome más hacia ella, me resistí, la sentí fruncir el ceño mientras chupaba de mi labio inferior, volvió a repetir su intento de tenerme más cerca.

El sentimiento era tan fuerte en el pecho que sentía que me ahogaba, me obligue a separe de ella y concentrarme en su cuello y mandíbula.

—Liam... por favor —jadeo pidiéndome un poquito de rose para satisfacer su deseo.

No podía hacerlo, yo no era así. O era mía por completo o no era una mierda.

—Me encantaría hacerte el amor ahora mismo pero... —me obligue a tragarme el nudo que se había instalarse en mi garganta— el problema es que tienes pareja, y yo soy tan humanamente bueno que no me entrometería en una relación.

Parece que eso ya lo hemos hecho.

Su cabeza pareció hacer clic con mis palabras, lo note cuando cerró los ojos y se pasó las manos por la cara. Vi cómo se lamentaba y no me gusto ni un pelo.

—Lo siento —musito mirándome con pena.

Me obligue a mí mismo fingir una sonrisa.

—Tranquila —me incorpore— quedara entre nosotros. Puedes decir que yo te bese y así nos ahorramos un problema, o simplemente puedes olvidarlo —dije esto último probándola. Sentí la punzada en el pecho cuando se incorporó también y asintió sin decir nada.

Esta es nuestra retirada.

Tome mis pantalones del suelo y me los puse. Por suerte la camiseta se había secado un poco, lo suficiente como para no pescar un resfriado y me la puse. Justo entonces llamaron a la puerta y Ainhoa me miro rodeando los ojos, posiblemente el novio de Dakota quería otro condón para el polvo mañanero.

Me senté en la cama buscando mis zapatos cuando escuche la voz de su novio.


Ainhoa.

Esperaba que fuera el idiota que me pedía condones siempre a mi puerta, pero no fue así. El remordimiento se instaló en mi pecho cuando vi a Josh con rostro lamentable en mi puerta.

Que cómico.

—Yo... no sé cómo empezar una disculpa Noah —hablo, se refería a anoche— he visto los mensajes en la mañana —mordió su labio con fuerza— cuanto lo siento.

Sedúceme como quieras #2 ©Where stories live. Discover now