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Era fin de semana, pero Tenshi no quería quedarse en casa como propuso Denki. Quería irse a la casa de los Aizawa. El rubio no quiso negarse ya que no quería pelearse con su hijo. Ya lo estaba malcriando bastante y muy de a poco se está ganando su confianza. No quería arruinar eso.
─ Denki, deberíamos hablar sobre el comportamiento de Tenshi. ─ le comenzó a hablar Hitoshi. Era la hora de la cena, sábado. Tenshi quería irse el domingo y volver como el viernes. Como si no quisiera estar en su propia casa. ─ Tal vez sea hora de pensar en.. llevarlo a un psicólogo, ¿No?
─ ¡Hitoshi!
─ Oh vamos Denki, no es malo y lo sabes. ─ su esposo desvió la mirada desconfiado. ─ Amor, Tenshi necesita trabajar sus ataques de enojo. Además de que debe dejar atrás su tonto rencor hacia ti.
─ Lo se. Es solo que.. no quiero que piense que está enfermo o algo. ─ se acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja. ─ Yo me sentí tan mal cuando me dijeron que debo ir a terapia.
Hitoshi se quedó callado por unos segundos. Trataba de darle una respuesta que no le laatimara o incomodara. Después de todo, Denki no la ha estado pasando bien en sus sesiones de terapia. Recordar sus pensamientos suicidas lo insistan a hacer cosas que cree que quiere.
Finalmente terminó de pensarlo y abrió la boca para decir algo, pero fue interrumpido por el timbre. Alguien había llamado a la puerta. Denki le acarició una mejilla a su esposo para llamar su atención y así hacer que lo mirara. Le sonrió levemente y le plantó un beso en la mejilla para luego ir a ver quién había tocado el timbre. El pelilavanda solo rió en sus adentros y siguió preparando la cena.
─ ¿Quién es?
─ Soy Eijiro. ─ se escuchó del otro lado de la puerta. Denki abrió un poco más los ojos perplejo. No lo esperaba. Abrió la puerta y se encontró a su amigo con el cabello caído y despeinado. Se veía algo molesto. ─ Necesito hablar contigo.
─ Hum, ¿Okay? ─ lo dejó entrar y cerró la puerta. Kirishima caminó por la sala, encontrándose a Hitoshi. Este le hizo un gesto de saludo y se dirigió a la habitación de la pareja de la casa. Hitoshi apenas lo vio.
─ ¿Pasó algo malo? ─ le preguntó a el rubio, quién solo se encogió de hombros y siguió a Eijiro.
Al llegar a la habitación, cerró la puerta para que no los escuchara. Hitoshi podía ser bastante chismoso de vez en cuando. Se sentó en el borde de su cama, al lado de su amigo, esperando que empezara la conversación. Pues, no tenía ni idea del porqué de su visita y le daba algo de miedo preguntar.
─ Lo se. ─ soltó Eijiro sin mirarle. Kaminari alzó una ceja sin entender a qué se refería. ─ Se lo de Katsuki y tu.
