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Siento muchísimo la tardanza, pero entre los estudios y que este capítulo requería de un buen desarrollo, he tardado más de lo esperado.

Advertencia: Se hablará de la agresión sexual y de los procesos que se llevan a cabo después de una.

Como siempre: si algo de esto te incomoda, interrumpe tu lectura <3

***

Draco

Mi corazón bombeaba tan fuerte que juraría que, cualquiera que pasara junto a mi, lo escucharía latir. Sentía que cada parte de mi cuerpo se tensaba a medida que avanzaba por la oscura calle.

Mi mente estaba en blanco; no pensaba en nada. No tenía ni idea de qué iba a hacer, pero mis pies no se detenían, por lo que cada ver estaba más cerca de la casa de Derek.

Llegué a la calle que Sophie me había indicado. Todas eran color gris y tenían las puertas negras, pero yo solo buscaba la que tenía el número 7 en color plata.

Cuando la encontré, me paré frente a ella durante unos segundos. Mi mandíbula estaba apretada y ya tenía los nudillos blancos por la fuerza que estaba ejerciendo al cerrar los puños.

Caminé hacia la entrada y la aporreé con fuerza.

La puerta se abrió al par de segundos, y solo pude ver rojo.

No sé en qué momento pasó, pero mis puños comenzaron a doler, y me di cuenta de que estaban colisionando contra su nariz ya cubierta de sangre.

Mi mente solo reproducía una y otra vez la imagen de Lethe semidesnuda, temblando e ida.

Caí desbastado a un lado, obligándome a alejar mi cuerpo del suyo cuando escuché las sirenas de policía a lo lejos.

Miré a través de la puerta —la cual se había quedado abierta de par en par— y vi a varias personas estáticas a unos cuantos metros.

Mierda.

Lo vecinos habían dado el aviso.

Miré a Derek, y me enfurecí al notar que reía.

—¿Qué te hace tanta gracia, imbécil? —Limpié mis nudillos en la camisa, manchando de color carmín la tela.

El hombre giró con cuidado la cabeza hacia mi, escupiendo sangre en el suelo y volviendo a sonreírme.

—¿Vienes a defender el honor de la pequeña puta que estaba en tu casa?

Apreté la mandíbula.

—Eres un maldito asqueroso por tocar una mujer sin su consentimiento. Además de que ella aún es una cría...

—¿Qué te puedo contestar a eso...? —Sonrió como un pervertido—. Me gustan bastante menores... Me gustan sus coñitos jóvenes, apretados, pequeños, dulces...

Me levanté nuevamente, dejando rienda suelta a la violencia que emanaba dentro de mi.

—Eres un puto enfermo —escupí sin darle tregua a los golpes que deformaban cada vez más su cara de degenerado.

Mi ataque cesó cuando varias personas bloquearon mi cuerpo contra el suelo, colocando las manos detrás de mi espalda. Noté el frío metal de las esposas aprisionando mis muñecas.

—Suéltenme, joder —bufé.

Me levantaron sin cuidado alguno y me arrastraron hacia la puerta.

Hombre herido e inconsciente, de unos 42 años... —escuché a uno de los oficiales dar el parte por radio.

Remember | Draco Malfoy (memoria #2) ©On viuen les histories. Descobreix ara