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Lethe

Aproximadamente eran las siete de la
mañana, y tanto Draco como yo estábamos despidiéndonos de Blaise, el cual se iba por una semana.

La empresa muggle en la que estaba Blaise, exportaba productos a diferentes lugares del mundo.

Lo habían llamado debido a un fallo en uno de los envíos, y tenía que viajar a España.

—Bien, solo me iré por una semana —dijo Blaise, agarrando su maleta. —Draco, no la líes.

—Confía un poco en mi —dijo el rubio.

—No —contestó apartando la mirada de él y poniéndola en mi—. Lethe...

—Lo sé, no te preocupes, no será para tanto —dije, anteponiéndome a sus palabras.

—Está bien —contestó—, nos vemos el próximo Lunes.

Blaise se fue y nos quedamos Draco y yo solos.

Iba a ser una semana complicada, ya que tendría que aguantar a Sophie metida en casa.

—Bueno, yo me voy a dormir otro rato —dijo Draco, caminando en dirección a su habitación.

Salí al balcón y, al parecer, no fui consciente del tiempo que estuve afuera, ya que la cafetería de enfrente, la cual abría a las 10:05 de la mañana, estaba abriendo sus puertas.

El olor a café y dulces recién hechos entraron por mis fosas nasales, haciendo que fuesen apetecibles.

🥀

—Está en su habitación —le indiqué a Sophie.

¿Cuándo iba a dejar de compararme? ¿Cuándo dejaría de hacerme daño a mi misma al comparar mis ojos negros con los suyos verde esmeralda? ¿Cuándo pararía de mirar mi pelo y desear que no fuese oscuro, y que, por el contrario, fuese dorado como el de Sophie? ¿Cuándo pararía el dolor de pensar que ella lo toca y yo no?

—Bien —murmuró ella ariscamente y comenzó a caminar en esa dirección, mientras meneaba sus caderas de modelo.

—Arg —gruñí con frustración, llevándome las manos a la cara y frotándola con desesperación.

Metí la mano desesperadamente en mi bolso, buscando mi paquete de tabaco y el mechero. Al encontrarlos, salí al balcón y me encendí uno.

Aspiré el humo, llevándolo a mis pulmones, para luego soltarlo, deseando también poder expulsar el dolor que llevaba dentro.

—Ey —escuché decir a una voz masculina.

Miré hacia abajo y vi a un chico —bastante alto—apoyado en la puerta de la cafetería.

—Hola —me sonrió.

—Hola —contesté algo extrañada mientras
le daba otra calada a mi cigarro.

—¿Me das uno? —preguntó.

Nuestras voces se escuchaban algo lejanas por la distancia, pero nos podíamos entender.

Asentí, sacando uno de la caja y estirando la mano para que entendiera que tenía que acercarse al balcón para que se lo pudiese tirar.

Cuando estuvo debajo, miró hacia arriba y soltó una risita.

—Creo que prefiero que bajes a dármelo, así es un poco incómodo.

Remember | Draco Malfoy (memoria #2) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora