Capitulo 23: Pecados

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Era difícil no poder comprenderme a mí misma. Pero más difícil era el no poder convencer a Alessandro de que todo estaba bien. Necesitaba respirar un poco; el estrés estaba llegando a un punto en el que una copa era lo único que mi mente deseaba. Me senté en la terraza de nuestra habitación con una cajita de cigarrillos. Era extraño tenerlos en las manos. Quizá ya no servían de tanto tiempo que habían estado guardados. Solía fumar, pero había olvidado hace cuánto no lo hacía. Fumaba cuando tenía miedo, eran pocas veces las que lo hacía pero cuando fumaba, era mi único modo de escape de la realidad. Encendí uno de los cigarrillos y ciertamente estaba algo rancio. Aún así le di una calada mientras intentaba buscar en el horizonte alguna respuesta a tantas idioteces que cometía aún inconsciente. Me sentía caminando en círculos constantes que no llevaban a ninguna parte. Avanzaba una calle para luego retroceder tres. Quería llorar, quería gritar muy fuerte hasta quedarme sin voz pero eso tampoco solucionaría mi caótica vida. Seguí fumando aquel cigarrillo y con cada calada recordaba a duras penas porque había comenzado a fumar y a tomar. Eran escapes que se convirtieron en vicios para luego convertirse en unos de mis tantos demonios.

— Ahora fumas..., no sabía que lo hacías.

Levanté la mirada y Alessandro acababa de sentarse a mi costado todavía enojado y también preocupado. Ninguno de los dos sabíamos qué había pasado en aquella habitación. El fue simplemente él; ese hombre que se empeñaba en ocultar para no "dañarme" y eso era precisamente lo que me dañaba que creyera que yo era inferior o peor aún, incompatible con sus gustos sexuales. Mirando el cigarrillo respondí

— Yo tampoco sabía que lo hacía. Lo he dejado hace tanto... que olvide lo que era fumar.

— Tira eso, detesto el cigarrillo.

Dando otra calada serena respondí transportándome a aquellos tiempos cuando había probado el primer cigarrillo.

— Sandra suele fumarse un cigarrillo después de tener sexo. Según ella es cuando único lo hace. ¿Sabes por qué fumaba yo? Cuando me casé con Ryan y recibí el primer puñetazo pensé que era algo pasajero y podría soportarlo. Pero luego vinieron dos..., tres puñetazos y ya luego no podía contarlos. Un día, después de que Ryan llegara a la casa y me liara a hostias porque simplemente había tenido un mal día en el trabajo, salí y compré una caja de cigarrillos. Fumé uno y aunque suene extraño, me ayudaba a relajarme un poco. — Apreté los dientes con fuerza — Por un tiempo fumaba cuando tenía miedo, cuando estaba deprimida, fumaba cuando sabía que Ryan estaba por llegar. El detestaba el olor del cigarrillo y cuando percibió que estaba fumando hizo que recordara para toda la vida que no debía hacerlo. Agarró la caja de cigarros y me hizo fumarlos todos en menos de diez minutos. Jamás me había sentido tan asfixiada como aquel día. No había terminado el último cuando me agarró del cuello y poniéndome contra la pared me advirtió que si volvía a verme fumando terminaría con la cara desfigurada y yo..., estaba segura que cumpliría su palabra. No volví a fumar desde entonces. El cigarrillo me aterraba porque era una de las cosas que me aseguraba una paliza horrible. Ya Ryan no está y aún así, tengo uno en la mano.

Alessandro aún sin entender muy bien la referencia de lo que le había contado respecto al hecho de que estaba fumando nuevamente, preguntó.

— ¿A qué le tienes miedo? ¿Por qué  después de tanto tiempo has vuelto a encender uno?

— Por años, de hecho toda mi vida..., he intentado dejar de sentir miedo. He querido sacarlo de mi vida y jamás volver a sentirlo. Quería que cada vez que Ryan me golpeara, no sintiera miedo del otro golpe que vendría. Quise no sentir miedo la primera vez que me besaste. Quise tantas veces dejar el miedo atrás que no comprendí hasta ahora que el miedo no se puede eliminar del alma ni el corazón. Estará ahí, siempre te acompañará y solo se tiene que aprender a vivir con él. Pensé que jamás encendería uno nuevamente pero aquí estoy, a punto de terminar un cigarrillo. ¿A que le tengo miedo? En estos momentos, tengo miedo que desistas de ser ese hombre que acabo de conocer en esa habitación. Tengo miedo de que en algún momento nuestra relación tenga una brecha y esa brecha no se pueda cerrar. Tengo miedo de que no de la talla en Luxemburgo o en cualquier sitio pero sobre todo, tengo miedo de morir sin jamás haber vivido. Tardé más de treinta años para entender y comprender que si no sientes miedo, no estás vivo.

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