Capitulo 40: Se destapan realidades

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Caminé de lado a lado en la sala de estar. Era enorme y me hacía sentir más sola aún. Parte del suelo era de vidrio reforzado dando una vista única bajo el agua. Caminé hasta el sofá y sentándome me cubrí el rostro. No tenía idea de si en efecto había hecho lo correcto. Tenía miedo de su reacción, pero más miedo tenía de que su corazón terminara destrozado al leer la maldad que había en esa mujer. Agarré mi laptop y me percaté que habían varios correos electrónicos sin leer. Entre uno de ellos se leía el nombre de Salvatore. Me extrañó ya que normalmente él me llamaba si quería hablar o saludar. Rápidamente lo abrí llena de curiosidad.

De: Salvatore Bianco
Fecha: 5 de octubre de 2020
Para: Alicia Sorní
Asunto: Aitana

Se que debes preguntarte porque te envío este correo si estoy a unos meses de casarme con Renata. La verdad es que antes de hacerlo al menos necesito desahogarme y no creo poderlo hacer de frente porque terminaría derrumbándome por completo. Renata es una mujer maravillosa, no puedo quejarme de ella. Sé que sería buena madre, buena esposa y cualquier hombre estaría encantado de tenerla como mujer, aunque la quiero aún no logro amarla del todo. Vivo un infierno, aunque quiero no puedo dejar de pensar en Aitana. He intentado buscarla pero he perdido el rastro. No quiero que pienses que deje de amarla, esa es la mujer de mi vida. No hay día en que no me imagine como hubiese sido mi vida junto a ella. Lamentablemente son cosas que solo podré imaginar. Renata es para mí una oportunidad de hacer una vida con la esperanza de poder amarla algún día. Aunque a veces lo siento imposible. Aitana nunca me dio la oportunidad de decirle tantas cosas, entre ellas el que deseaba intensamente el que fuera mi esposa. Me duele..., me duele que ella crea que no es suficiente mujer, me duele que piense por mi, me desilusiona el que prefiera alejarse que decirme qué cojones ocurrió con ella relamerme. Siento que me ha ocultado algo muy importante; pero eso ya no tiene mucho remedio. Recuerdo que hace un tiempo me dijo que era demasiado viejo para ella..., cielos no había caído en cuenta de mi edad hasta que me vi enamorado de una mujer once años menor que yo. Espero que algún día ella pueda ser feliz, encuentre alguien que le de lo que yo quise darle y ella negó. Me ha bloqueado de todos lados así que por favor, dile que la amo, que siempre será mi niña, siempre será el amor de mi vida aunque esté con alguien más.

Salvatore

Una lágrima se dejó correr por mis mejillas. Me dolían estos dos. Aitana podía llegar a ser gilipollas y este idiota un estupido que cree que casarse por cariño era la solución a los problemas. ¡Par de estúpidos! Cerré la laptop enojada y de repente empecé a escuchar golpes y cosas romperse estrellándose en las paredes. El ruido provenía de la habitación principal y ya me iba haciendo una idea de cómo estaba Alessandro. Abrí la puerta y estaba fuera de control. Tiraba todo a su paso con furia, con ira. Intenté detenerlo pero solo conseguí gritos y frialdad de su parte. Estaba irreconocible, aquel no era el Alessandro del que me había enamorado.

— Alessandro, amor por favor tienes que tranquilizarte. Vamos a hablar yo...

— ¡Déjame solo! Quiero estar solo maldita sea.

— Te puedes lastimar, tienes que detenerte.

— ¿Lastimarme? ¿Es en serio? ¡No seas hipócrita! Dime..., ¿realmente me amas o estás conmigo por pena?

— ¿Qué? ¿Pero por qué dices semejante cosa?

Tirándome el diario con furia respondió

— Debiste de haber leído esto. Te quedaste callada por mucho tiempo viéndome la cara de imbécil. ¡Si! ¡Soy un imbécil maldita sea! Soy un estupido que creyó ciegamente en una puta, en una zorra. Soy un imbécil que se enamoró solo mientras ella solo pensaba en cogerse a mi mejor amigo.

La teoría del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora