Capitulo 17: Gana la oscuridad

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Se me hacía más difícil mantener la cordura y pretender que todo estaba bien. Estaba logrando disimular que no alucinaba o que se me hacía cada vez más arduo el ocultar que en ocasiones me sentía alejada de la realidad. Pero no podía detenerme, mucho menos ahora que tenía que demostrarle a todos y sobre todo a mi misma que no estaba loca. Después de tanta insistencia por parte de Sandra, terminé aceptando ir a la lectura del testamento de Ryan. Nadie me sacaba de la cabeza que ese hijo de puta estaba vivo y solo quería destruirme como siempre lo ha querido desde un principio. No estaba nerviosa, más bien estaba ansiosa y llena de ira. Me jodida tener que pretender que estaba muerto cuando cada vez mas me convencia de que estaba vivo en alguna parte del jodido planeta.

— ¿Estas bien?

Asentí con la cabeza

— Lo estoy, estoy bien.

— Sé que debe ser difícil todo esto.

Arquee una ceja con cierto sarcasmo.

— ¿Sabes que es más difícil? Saber que solo tienes amistades de título, pero no de acciones.

Me miró ofendida y mascullando aquejo.

— Si lo dices por que no avalo esa locura de que Ryan este vivo..., joder Alicia no tienes ninguna prueba; en el caso de que fuera cierto, ¿Que podrias hacer tu?

Apreté los dientes y con cierto desdén encogí los hombros

— La Alicia que él conoció, ya no existe. Lo buscaré, y yo misma lo mataré como debí haberlo hecho hace años.

Sandra aún se veía algo escéptica, en cambio yo estaba decidida a demostrar que tenía razón. Ella se preocupaba más por mi imagen ahora que era la prometida de Alessandro Franceschini, el próximo duque de Luxemburgo. Ya veía esa posibilidad tan remota como el poder volver a sonreír genuinamente. Amaba a Alessandro pero en aquel momento tenía unos planes que interfieren con el amor. Mi hija estaba primero que todo, incluso que mi misma y mi relación con Alessandro. A veces pensaba que Alessandro debía buscar una de esas mujeres con apellidos nobles o marquesados ya obsoletos; al menos así tendría una boda serena y una vida pública intachable. El abogado de Ryan se sentó frente a mi y pretendia dar lectura al testamento de ese infeliz. Estaba algo anonadada con el hecho de aparecer en el testamento de ese hombre. Algo tenía que significar todo aquello. El primer golpe: me había heredado toda su empresa incluyendo propiedades e inmuebles. Me quedé mirando estupefacta el documento aún sin poder creer que aquello fuese cierto. Segundo golpe: Había dejado a mi nombre todas las acciones de una empresa extranjera de la cual no tenía idea que poseía. Tercer y último golpe: dejó una carta adjunta a aquel testamento que estaba sellada mucho antes de la muerte de Ryan. Pregunte al abogado si sabía de lo que trataba pero él mucho menos que yo tenía alguna idea. Me dejo a solas para que la pudiera leer y llena de asco y repulsión por la idea de tener que volver a leer los pensamientos de ese infeliz.

Alicia

Si estás leyendo esto es porque probablemente esté muerto en este momento o quizá no. Todo puede pasar. La verdad muchas veces suele ser cruel, y solo hay una verdad que tú sabes y yo sé; jamás podremos liberarnos uno del otro. Nunca te amé, no sé hacerlo y tampoco me preocupó el porqué. No te estoy pidiendo perdón y tampoco lo quiero porque estaría siendo hipócrita. Necesitaba golpearte, lo hice. Necesitaba sexo, lo obtuve, necesitaba humillar, lo hice. Nada mejor que ser realistas, me importó poco o nada el dolor de otros simplemente porque yo no sé lo que es. Hay muchas personas hijas de puta en este mundo solo que la mayoría se esconden o pretenden ocultarlo, en cambio yo no lo oculto. Más bien vivía con ello sin remordimiento alguno. Debes preguntarte porque te he dejado todo lo mío, pues es fácil la respuesta. Lo aceptes o no, de igual manera seguirás atada a mi por el resto de tus días. Así vivas tu historia rosa con el marqués, seguiré en tu mente, en tu pasado y también en tu presente y futuro. ¿Sabes por qué? Porque tenemos algo en común, los dos no sabemos perdonar, no sabemos lo que es soltar.  Ambos sabemos cómo es y se siente el guardar rencor. Lo tienes, ahí muy en el fondo de tu ser, lo guardas y tratas de fingir que no es así, pero ahí está. Me guardas rencor, así como yo se lo guardaba a la vida. Son cosas que no cambiarán porque son parte de nosotros. Quizá creas que esto es una especie de arrepentimiento pero no..., no lo es. Tal como te lo dije una vez, estoy en todas partes aun cuando no me puedas ver. Siempre sabre lo que piensas, lo que sientes, lo que callas y también lo que quieres gritar. Te conozco mas de lo que te conoces a ti misma. Eres mía, en todos los sentidos porque aunque me odies, mi nombre está en tu mente día y noche. Nuestra relación siempre fue contraria al amor; me odias, me detestas, pero aun así buscabas de mi. Yo te deseaba pero en cambio, prefería cogerme a otras porque verte suplicarme, rogarme atención era la parte más excitante y con eso me bastaba. Si..., se podría decir que soy egocentrista al punto del narcisismo o al menos así lo califican los psicólogos. Yo en cambio, pienso que soy superior a muchas personas y es difícil para otros el aceptar esa realidad incluso para alguien como tú, Alicia. Eres lo que eres gracias a mi, antes de mi no eras nada, antes de mi eras insignificante sin gracia alguna. Tus padres quisieron salir de ti y al mismo tiempo matar dos pájaros de un tiro. Te entregaron a mi, y salvaron el negocio familiar que por azares del destino, de alguna manera u otra ahora me pertenece. Te lo regreso ahora a modo de herencia; digamos que es el pago por ser la esposa digna de un hombre como yo; sometida, abnegada y estúpida la cual todo soporto y aguanto sin quejarse. Solo queda la incógnita de saber si realmente podrás vivir en paz sin saber si realmente estoy o no estoy respirando tras tu nuca aun sin tu sentirlo..., ¿quien sabe no?

La teoría del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora