Epílogo

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un nuevo comienzo

Suelta un suspiro cuando mira a las personas caminar incluso para cruzar la calle sumergidas en sus teléfonos, ajenas a su alrededor totalmente dependientes a algo tan sencillo y adictivo como un celular. Sinceramente le da las gracias a la vida no depender de su teléfono de manera tan exagerada. Mira a su izquierda y sonreí al ver a la pelirroja tan sumergida en los edificios y los paisajes que suelen regalarte los días de invierno, algo tan sencillo como un atardecer la hace sonreír y eso es lo que ama de ella.

Al cruzar la calle, mira a sus alrededores recordando sus épocas de adolescente de apenas unos 17 años, que caminaba por esas calles sin apreciar nada de lo que lo rodeaba, sufriendo por un amor fallido y una amistad dejada a medias, aún recuerda cuando evitaba verse reflejado en los cristales para evitar ver la mirada de cierta pelinegra y no hace más que sonreír, ya que, no se odia por ello y no le causa ningún conflicto tal cosa, pues gracias a ello logro superar muchas cosas y lo llevo a encontrarse con esa chica que va a su lado.

Camina tranquilo y decido, hoy se encontraría con esa persona que alguna vez le acelero los sentidos y que alguna vez, en su momento más débil, le rogaría para que se quedara sin importar si llega a romperse sin tener la opción de juntar sus piezas una vez más.

No le fue difícil contactarla, pues, su correo seguía siendo el mismo, no dudo al escribirle, no espero más de dos días cuando ya tenía una respuesta de su parte, esperaba una respuesta negativa o alguna mala excusa de su parte. Se alegro cuando miro que había aceptado su invitación a aquel viejo café donde solían ir entre semana.

"Si, me gustaría verte ¿Dónde nos vemos?"

No se sentía nervioso o asustado, se sentía tranquilo y muy seguro de su decisión, pues una vez dejando todo atrás por completo podría estar bien con él, ya que todas esas cartas a pesar de ser escritas por él debían estar con esa persona a la cual estaban destinadas.

Se detuvo a una distancia considerable de aquel local, miro el lugar con detenimiento seguía igual que hace años. Sonrió, la chica a su lado le miro y también sonrió, se sentía muy cálido con ella a su lado.

—Te espero en el parque con los chicos, cariño. — le dijo antes de darle un beso en la mejilla. -Mucha suerte, te quiero.

Le miro mezclarse entre la multitud de gente que caminaba rezagada. Estos meses con ella han sido muy buenos, no podría pedir más que ver su sonrisa cada mañana o esas peleas de harina cada vez que ambos querían hornear algo o esos domingos por la noche donde se reunían con sus padres para cenar entre chistes y risas.

Decide entrar una vez que ya no la puede ver más, esta vez sus pies no flaquean como aquellas veces dónde al entrar por aquella puerta donde no podía evitar recordar todas esas veces que compartieron recuerdos una infinidad de veces. Ahora se encontraba muy decidido a afrontarla y no huir de su mirar como solía hacerlo antes. 

¿Quien dijo que no podría dejar de amarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora