[8] ¿Tenemos un trato?

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Suelta un suspiro, casi escupiéndolo. 

Si afirmaba, moviendo la cabeza, murmurando un sí, ¿qué estaba aceptando y qué estaba rechazando? 

¿A quiénes comprometía, a cuántos arriesgaba, qué más le tocaba entregar?

¿Cuántos días y noches? ¿Cuántos hombres, cuántas familias? 

¿A cuántos salvaría esta vez? ¿A cuántos no? 

¿Volvería a casa? Lo están esperando. 

Sopesando, prefería que fuera un tema político peligroso, de aquellos incómodos y que a nadie agradaban, brincando entre mentes brillantes y genios a las más taradas y planas, a otra cosa; porque entonces tal vez tendría más libertades que conseguir y podría ver a sus hijos cuanto antes. 

Pero, como Nación y Representante, ¿podría su alma perdonarse las vidas que podría estar abandonando? 

—Dámelo. 

No, no podía. 

Encontraría el modo de volver a casa.

Siempre lo hacía. 

Siempre. 

Conforme lee, empeora

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Conforme lee, empeora.

Hurtos organizados en centrales de inteligencia. La situación comenzaba a hundirse a tal punto, que ya se habían dado más que los primeros asesinatos; ahora había evidencia de secuestros y descuartizo de altos mandos militares que tuvieron en sus manos alguna vez la información más antigua y confidencial de las antiguas y nuevas potencias. 

La comunicación, los apellidos, lugares, fechas, orígenes; todos los conectaban de distintas y extrañas maneras.  

Pero allí estaba: La mano ensangrentada que se arrastraba en la evidencia, buscando que alguien le preste un poco de atención. 

Era real. No era un problema meramente político, sino algo violento y peligroso con fines que, si bien desconocidos, apuntaban bastante alto. 

Alguien día, tal vez, pensaría cuál fue el principio de su desgracia, y recordaría ese día. 

—Esto no debería estar pasando... —suelta en voz alta, en un descuido. Cierra el portafolio y lo alza, como señalándolo—. Cuanto más te sumerges, más grande se vuelve el mar, ONU.

Lanza el portafolio a su mesa, devolviéndolo a su lugar impecablemente. 

Lo entiendes ahora —asegura el hombre. 

La organización hace un ademán para que se acerque. Entonces se comienza a encender una máquina que incluso Perú no supo identificar al instante. Luego, cuando líneas como planos cartesianos y ejes se materializaron, entendió que no era necesario recordarlo. 

—Tenemos imágenes.

Acaparan su atención con dos palabras, la imagen suspendida en el aire cambia la posición en la que Perú se ha mantenido en todo momento. 

C A M B I O S [TodosxPerú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora