Capítulo 17

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Reznik.

Ese es el nombre del Walker 2.0 que ahora es nuestro instructor militar. O al menos es lo que leo en la placa de su uniforme, ya que ni se molesta en presentarse. Es igual que el anterior, o peor. Creo que ya lo he visto, su nombre se me hace familiar, pero no sé de dónde.

Llega y nos ordena practicar tiro.

Hacha y yo tomamos nuestros fusiles y nos preparamos. Él se queda a un lado, con una pequeña consola que controla los objetivos, y nos da la señal de que empecemos.

Un segundo antes de comenzar a disparar, Hacha se voltea por primera vez desde que llegamos y me mira. Nuestros ojos se cruzan por apenas un segundo, pero es suficiente. Un desafío.

La adolescente, aquella joven de secundaria que solía ser, se apodera de mí y cuando los objetivos comienzan a moverse mi fusil da en el blanco una, dos, tres veces. Siento que el sudor baja por mi frente debido a la concentración y el casco que me presiona el cráneo, no ayuda que el aire helado me enfríe los dedos ya que no quiero fallar.

Desvío la mirada un segundo y veo que Hacha es increíble con los objetivos, todas sus balas dan en el blanco.

Y las mías también, aunque no con tanta precisión. Todas en el centro, excepto la última.

Fallo por al menos tres centímetros. Pero yo lo noto. Y Reznik y Hacha también. Mierda.

Un sonido de murmullos me hace levantar la mirada. Hacha y yo nos ponemos de pie cuando vemos que un grupo de soldados se acerca a nosotros. Nos estaban observando desde lejos. Dejo el fusil, y me saco los lentes y el casco. Reznik nos dice algo pero no lo escucho, ya que solo puedo prestar atención a una sola persona.

Maldita sea, ya sé que está pasando.

El de Ben.

Y lo peor no es eso, si no que él me está sonriendo.

Tengo ganas de volver en el tiempo y darle una bofetada a la yo del pasado por creer que sería tan fácil olvidarme de Ben y continuar como si no lo conociera.

Por un momento me pregunto qué hacen ellos ahí. Entonces me doy cuenta, y siento el latido de mi corazón que intenta salirse de mi pecho. Es el peor escenario posible, peor que todo lo que podría haber sucedido.

-¡Pelotón 53, hagan una fila, ahora mismo!

Oh no, que no sea lo que pienso. Por favor no.

Sin embargo, a pesar de mis súplicas silenciosas, Reznik dice las palabras que menos quiero oir.

-Estas dos, soldado Hacha y soldado Ice, desde ahora son los nuevos miembros del pelotón 53.

Ice.

¿Se refiere a mí? Claro que se refiere a mí.

¿En serio, Walker? Qué original eres. Maldito.

Durante el almuerzo Hacha y yo comemos en una mesa separada al pelotón 53, al que ahora pertenecemos. Reznik nos llevará más tarde a los barracones para ubicarnos.

La chica está frente a mí, pero no me presta atención, lo que es mejor. Estoy tan concentrada en no desviar la mirada hacia Ben, tres mesas por delante de mí, que es casi doloroso. Me arde el cuello por la tensión, y me trago la cena sin pensarlo mucho.

Es lo que menos quería, y ahora estaré pegada a Ben todo el tiempo. No puede ser.

Maldita sea, no llores ahora Liv. No te atrevas a llorar.

Y cómo un último regalo de despedida, el maldito de Walker se atreve a nombrarme, no sabía que tuviera sentido del humor.

Ice.

Lo odio. Y no lo odio al mismo tiempo.

Solían llamarme por mi apellido, pero era demasiado molesto. No me gustaba que los demás supieran algo personal sobre mí, aunque así era con los que no tenían un apodo. El apellido, y ya.

Me siento muy mal. Verdaderamente derrotada. ¿Cuál es el límite de una persona antes de romperse y perder la cordura? ¿Cuál será mí límite? ¿Me estoy volviendo Dorothy y no lo sé? ¿O sí lo sé?

Si aún existiera la vieja Liv, la que no asesinó a su familia, la que no vio muerta a su amiga y la que no presenció una masacre, creo que ya se habría dado por vencida. Estaría llorando, lamentándose, tal vez intentando algo desesperado por escapar, o sobrevivir.

Pero la que soy ahora... ésta Liv es patética. Creí que era fuerte, valiente, inteligente, pero resulté ser una niña idiota más. Confié en el extraño que me dio el dulce, en el extraño que me prometió seguridad y venganza, y le creí. Sí, aquí nos entrenarían, pero no para vengarnos, si no para ser sus peones en una guerra que no sabemos cómo ganar. No soy inteligente, no soy valiente, ni siquiera creo que pueda enfrentar a la única persona que me queda en el mundo y alejarme de su lado para protegerlo. Porque después de todo no quiero estar sola otra vez, nunca más.

Maldita cobarde.

Me doy cuenta de que Hacha está viéndome de reojo, pero finjo que no lo he notado. Estoy enojada, frustrada y triste.

Cuando la hora de la comida termina y Reznik nos guía hacia los barracones, evito la mirada de Ben. Y luego cuando intenta caminar junto a mí, me aparto un poco del grupo para caminar sola. No veo su expresión, pero estoy segura de que me observa.

Una vez en el lugar, Reznik les ordena a los soldados armar su formación habitual para recibirlo.

Hacha y yo nos ubicamos frente a la puerta, en silencio, mientras él les da un sermón y les grita varios insultos.

–Soldados- nos mira a las dos -muevan sus culos e instálense de una puta vez– dice con aburrimiento, como si quisiera estar en cualquier lugar excepto allí.

Hacha y yo caminamos hacia el fondo de la sala, pasando frente al resto del pelotón. Siento sus miradas fijas en nosotros, por lo que me entran los nervios. Hay dos literas con una cama vacía cada una, Hacha camina hacia la que está en el fondo, yo me quedo la que está más cerca de la puerta.

Reznik nos deja allí, y se marcha después de dar el itinerario del día.

Todos los miembros del pelotón nos observan, por unos segundos nadie dice nada.

Si. Definitivamente esto se va a poner interesante.

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3/3
Fin!!

Yo soy de Argentina, no sé si sabían. Ustedes de dónde son? Me dio curiosidad.

PD: Ahora se viene lo bueno!!!! Mi parte favorita de ésta historia, cuando se arma el bardo XD

La Quinta Ola - El Inicio (Ben Parish)Where stories live. Discover now