Aprieto los labios alejándome un poco pero no es lo que Liam tenía entre planes.

Estira el brazo lo suficiente como para rodear mi cintura y me atrae hacia él, nuestras narices están casi tocándose, alejo la cabeza hacia atrás pero no me suelta, solo cierra los ojos.

—Lo siento por... la verdad no sé porque estoy aquí —digo con la pregunta en la mirada.

Abre un ojo y sonríe con picardía.

—Te confundiste de habitación con la de Lex, quedaste completamente rendida en mis brazos —giña el ojo y vuelve a cerrarlo— que pensara tu novio sobre eso ¿eh Ainhoa?

—Probablemente ni siquiera le importe.

—Estamos de acuerdo en algo —suspiro cuando su calor corporal comienza a calentar el mío, enredo una pierna entre las suyas— ¿Qué hora es?

—No lo sé, ¿te das cuenta de que estamos hablándonos a centímetros de nuestras bocas, a la hora y pito de la mañana sin lavarnos los dientes? —bromeo poniendo mi mano bajo mi mejilla.

Su rostro se contrae en felicidad y me muestra sus dientes, finalmente abre los ojos conectándolos con los míos. Y no puedo volver a despegar los míos de los suyos.

—Ahora podre decir que realmente comí basura por la mañana.

Abro la boca quejándome cuando me frunce el ceño y el cierro rápidamente tapándomela con la mano.

Se ríe de mí y su risa vibra por todo mi cuerpo, casi quiero acercarme más y pegar mi oreja a su pecho para sentirla mejor, pero me contengo.

—No rías así —dice con voz ronca adormilada.

Tal vez un poco, solo un poco junte las piernas y enrosque los dedos de los pies al oírlo. Tan seductor y pícaro como siempre.

—¿Por qué no? —susurro para no despertar a Aleix.

Suspira y pega su frente en la mía, mi cuerpo se entumece cuando tengo tan de cerca su olor y su masculinidad, casi podría molerme los huesos con su cuerpo.

—Hace que quiera romper un poco las reglas.

Nosotras también.

Muerdo mis labios separándome un poco intentando olvidarme de sus palabras.

—¿Café? —inquiero.

Alza una ceja hacia mí, muerde su labio cuando se le desvían un poco los ojos en otras direcciones.

—Prepárame todo el desayuno princesa, estás en tu casa.

Acto seguí libera mi cintura pero en el camino de regreso hacia su lado la mano pasa por mi vientre desnudo y... y siento todo lo que no debería sentir con algo como esto.

Me arrastro para levantarme, ya fuera levanto mi camiseta para mirar mi vientre, quema todo el lugar donde rosaron sus dedos y casi quiero pegarme en la zona.

No debería pasar esto.


Liam.

Estoy jodido.

—Estas jodido —dice la voz de Aleix.

—Cállate. —digo cerrando los ojos sobándome la cien por el dolor infernal de cabeza.

—¿Quieres que haga como que no escuche nada o quieres que lo hablemos?

Llevo mis manos tras mi cabeza mordiéndome el labio, estoy tratando desde hace tres minutos dejar de sentir el estómago tan apretado y rígido pero no puedo.

Sedúceme como quieras #2 ©Where stories live. Discover now