𝗜𝗖𝗘 ━━ kei tsukishima

⠀⠀12. noche de estudio

Leiko, Sugawara y Kiyoko decidieron quedar en casa de Leiko para estudiar, aún quedaban unas cuantas semanas para los exámenes de final de trimestre, pero querían empezar a prepararse ya. Además, sabían perfectamente que esa pequeña quedada para estudiar terminaría siendo una fiesta de pijamas en casa de la patinadora, así como el momento perfecto para explicar largo y tendido todas las novedades en las vidas amorosas de cada uno.

A pesar de que Leiko era un año menor que Kiyoko y Koshi, era muy buena en casi todas la materias y por eso es que les ayudaba en algunas cosas a sus dos mayores recordándoles conceptos que quizás se les hayan olvidado de cursos pasados. Leiko solo necesitaba ayuda en inglés y ese era el punto fuerte de Kiyoko.

—¡Da cincuenta y dos coma quince, Lei! —exclamó Sugawara dando un golpe sobre la mesa. No era un enfado enserio, ya que los tres estaban riendo a carcajadas.

—¡Pero que a mi me sale cincuenta y tres coma dos! —exclamó Leiko casi llorando de la risa—. ¡He comprobado todo y no hay ningún fallo! ¡Déjame ver tu hoja!

Sugawara le pasó su hoja con las operaciones y Leiko la recogió haciendo como si estuviera enfadada, aunque en verdad tenía lágrimas en los ojos por la risa que le provocaba esa situación. Comprobó y comparó lo que había hecho Sugawara con lo que había hecho ella y se dio cuenta de una cosa.

—Koshi...

—¿Qué? ¿Ya has visto que yo lo tengo bien? —preguntó cruzando los brazos orgulloso. Sugawara parecía alguien muy tranquilo en el club y en la preparatoria, pero la realidad era que tanto él como Leiko y Kiyoko eran un torbellino imposible de controlar cuando estaban juntos.

Y eso les encantaba.

—¡Son ejercicios diferentes, idiota! —exclamó Leiko lanzándole la hoja de operaciones a la cara.

Kiyoko estalló de la risa, seguida de Leiko y Sugawara. Se divertían muchísimo juntos, antes Koshi y Kiyoko no hablaban apenas entre ellos, únicamente se saludaban por los pasillos y intercambiaban cuatro palabras en el club, pero desde que Leiko apareció, se habían vuelto muy buenos amigos y junto a la patinadora, se convirtieron en un grupo de tres inseparable.

—Parece que en vez de aprender, estamos desaprendiendo cosas  —dijo Leiko secándose las lágrimas de la risa mientras se levantaba del suelo con cuidado de no tirar todo lo que tenían sobre la pequeña mesa que habían usado para estudiar.

—Confirmo —respondió Sugawara guardando sus bolígrafos en el estuche, él también estaba casi llorando de la risa.

Kiyoko soltó otra pequeña risa mientras abría la cremallera de su mochila para coger un subrayador y terminar de marcar una cosa. En ese momento, Kaiyo picó a la puerta de la habitación de Leiko. Los tres amigos se giraron hacía el lugar del que provenía el sonido, para ver a la madre de Leiko asomándose por el marco de la puerta.

—¿Queréis quedaros a cenar? He hablado con vuestras madres y les parece bien pero la última palabra la tenéis vosotros —preguntó Kaiyo apoyándose en el marco de la puerta.

Kiyoko y Koshi miraron a Leiko, estaba haciendo la cara de un perrito magullado, suplicándoles que se quedasen a cenar para así tener más compañía. Volvieron a mirar a Kaiyo y asintieron, aceptando lo que les proponía la mujer. Sabían perfectamente lo que vendría después de la cena así que aceptaron sin dudarlo esperando que todo saliera como siempre.

—Os tengo que contar una cosa cuando terminemos de cenar —dijo Leiko cerrando su libro de inglés. Ya habían terminado de repasar todo lo que aparecería en los exámenes de final de trimestre y estaba recogiendo sus cosas.