⠀⠀03. eliminatorias

15.2K 1.7K 346
                                    

Una respiración profunda.

Eso fue lo último que sintió Leiko antes de que la música inundara la pista de patinaje y envolviera todo su cuerpo con las melodías. Tenía tan interiorizados los pasos que ya no necesitaba pensar en ellos, su única preocupación era clavar los saltos para asegurar la mayor puntuación posible.

«Es mi única oportunidad», repetía constantemente en su cabeza.

La música avanzaba, y Leiko lo hacía junto a ella. Creaba música con su propio cuerpo, con sus movimientos, y la música parecía tener consciencia propia guiando a la chica por toda la pista, indicándole cada paso, cada movimiento en los brazos y en las piernas, cada expresión, cada sentimiento. La coreografía era una de las partes más importantes de una presentación sobre el hielo, y Leiko lo hacía ver tan fácil como caminar.

Clavó todos los saltos. Un axel triple, un loop doble, un lutz triple acompañado de uno simple y, a pesar de ser uno de los saltos más difíciles, un flip cuádruple, un salto muy distintivo de su entrenador que había logrado dominar hacía unos meses. Cuando la música terminó, volvió a su posición inicial para hacer la pose final de la coreografia. Unos cuantos aplausos se escucharon por la pista.

—¿Os ha gustado? —preguntó Leiko acercándose al borde de la pista. Sugawara y Kiyoko la estaban mirando encantados sin dejar de aplaudir.

—Me ha encantado —respondió Kiyoko abrazando a Leiko por encima del borde de la pista.

—¡Es increíble, Lei! —exclamó Sugawara—. No sé mucho de patinaje artístico pero lo que he visto me ha parecido perfecto.

—Ha sido casi perfecto —añadió Viktor haciendo énfasis en el «casi»—. Hoy no te he visto dispuesta al cien por cien, ¿hay algo que te preocupa?

—No... Bueno, no sé. Supongo que haber vuelto a clases está volviendo a dividirme y tengo que acostumbrarme de nuevo a ir varios pasos por detrás de las demás patinadoras.

—¿Por qué dices que vas por detrás? —preguntó Sugawara—. Ya dije que no entiendo nada de patinaje pero siento que tienes un nivel muy bueno.

—Leiko tendría que entrenar cada día para estar en igualdad de condiciones con el resto de patinadoras —respondió Viktor levantando el dedo con una pequeña sonrisa. Se sentía como un profesor—. Ya que es muy cabezota y quiso seguir ayudando al club de voleibol el año pasado, es que ella ahora no entrena cada día.

Todo quedó en silencio unos segundos y Leiko empezó a notar como los rostros de Sugawara y Kiyoko poco a poco cambiaban su expresión hasta parecer sentirse culpables. Kiyoko fue la persona que llevó a Leiko al club de volley.

—¡No! —dijo Leiko frenando a Koshi y Kiyoko de todos esos sentimientos que estaban creciendo en ellos—. Sé lo que vais a decir, y la respuesta es no. No voy a dejar el club.

—Os lo he dicho, es una cabezota -susurró Viktor a lo que Sugawara y Kiyoko, ya más calmados, rieron.

—¡Viktor!

—¿Acaso he mentido?

—¿Quién se supone que es el adulto aquí? —preguntó Leiko en respuesta.

—Te puedo asegurar que yo no —contestó provocando las risas de todos—. Anda, repite la coreografía otra vez, Lei.

Leiko repitió un par de veces más la coreografía, perfeccionando poco a poco todo aquello que Viktor le comentó que fallaba. Viktor era un gran entrenador, sabía como conectar con Leiko y entenderla a la perfección, y sabía darle los mejores consejos para mejorar cada día más. Al terminar el entrenamiento, Leiko, Koshi y Kiyoko se despidieron de Viktor y se dirigieron a casa.

𝗜𝗖𝗘 ━━ kei tsukishimaWhere stories live. Discover now