Me recuerda a papa en estas fechas.

Siempre se enfadaba por tener que hacerlo y acababa abandonando la misión. Tras un par de años quejándose, decidió construir el garaje. Con sus propias manos, coloco cada uno de los ladrillos que lo forman. Amaba el bricolaje y todo lo que tuviera que ver con construir cosas.

Le doy una ultima calada al cigarrillo, haciendo que una sensación cálida viajara por mi tráquea reconfortándome y lo apague contra el marco de la ventana. Me bajo con cuidado de no caerme y me tumbo en la cama boca arriba.

Mi móvil vibra encima de la mesita de noche, lo que hace que me arrastre hasta su posición y lo coja.

Mis ojos se ilumina al ver de quien se trataba.

Jason <3

HOLA BONITA

¿QUE TAL ESTAS?

LO SIENTO POR NO HABLARTE ESTOS DIAS PERO SE ME A JODIDO EL MOVIL Y HE ESTADO INCOMUNICADO.

APARTE, LOS PROFESORES DE AQUI CADA DIAS ESTAN MAS ESTRICTOS Y NO TENGO TIEMPO NI PARA CAGAR.

Una carcajada sale por mi boca según acabe de leer el mensaje.

Me lo imaginaba.

Eres un desastre ¿Lo sabias? JAJAJ

Aquí estamos en la semana de la nieve.

¿No te ibas a escapar de tu uní de pijos para venir?

Su respuesta tardo varios minutos en llegar.

VOY ESTE SÁBADO Y ME QUEDO HASTA EL LUNES POR LA TARDE

ESTOY AGOTADO, ME HE PASADO LA NOCHE ESTUDIANDO Y CON SUERTE HE DORMIDO 1 HORA.

ME VOY A ECHAR UN RATO HABER SI CONSIGO DESCANSAR ALGO.

A LA NOCHE TE LLAMO Y ME CUENTAS QUE HAS HECHO ESTOS DÍAS.

TE QUIERO.

<3

Me despido de el y finalmente suelto el móvil y una sonrisa tonta se forma en mis labios. ¿Cómo se puede llegar a querer tanto a una persona?

Jason es mi novio. El, junto con Fred, ha estado siempre que lo he necesitado. Y al contrario que otras personas, no me ha dejado de lado para unirse a los populares del instituto, aun yo siendo la marginada de el. De hecho, por eso le conocí.

Hace dos años aproximadamente, en el primer día del año escolar, Caleb y sus amiguitos, me hicieron una broma de muy mal gusto. Por lo que salí corriendo del instituto sin destino fijo. Justo después de cruzar la puerta de salida, cegada por las lagrimas, me choque de frente con un chico de ultimo curso de aproximadamente 1,90 de altura y una larga cabellera lisa y negra como la noche. Vestía con unos vaqueros negros rotos estilo Baggy y una sudadera del mismo color. Con una de sus manos sostenía un longboard, y con la otra, una funda Mono Sleeve de guitarra eléctrica, la cual reconocí por la gran afición que tenia mi padre por la música.

Y finalmente, ahí estaba el.

Jason Hill.

El chico que me había motivado a seguir adelante cuando ya no quería y el que no se había despegado de mi lado, al menos hasta hace unos meses, que recibió una beca de baloncesto para la famosísima universidad de Stanford. A casi dos mil quinientas millas de Michigan. Cosa que se me había echo muy difícil conllevar. Aunque a la vez, estoy muy orgullosa de el, no cualquiera recibe una beca de dicha universidad.

El hilo que nos une.Where stories live. Discover now