↝Nosotras↜ Jenlisa Fanfiction

↝Amor de farándula↜

Welbi con un capítulo fuerte.

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  Kai despertó en una sala oscura, sin saber muy bien como llegó al lugar. La parte trasera de su cabeza ardía como mil infiernos e intentar recordar qué le había pasado, resultaba aún más doloroso.

  Pese a no estar seguro, cree que sucedió luego de su práctica de basquetball. Era el último evento que podía recordar, él volviendo casi de noche a su hogar, tomando la ruta habitual y después todo parece negro, borroso. Por supuesto, no se puede fiar de su memoria en ese instante.

  La desesperación y el miedo empezaron a consumirlo de a poco cuando se dio cuenta de la situación, su previa confusión no le permitió pensarlo antes. Estaba seguro de que esto se trataba de un secuestro, no había otra explicación lógica.

—¡Hey!—Gritó fuertemente, no había eco—. ¿Hay alguien aquí?

  Intento levantarse pero no pudo, aparentemente sus piernas habían sido atadas a los lados de lo que asumía que era una silla y sus brazos, también.

—¿Qué carajo está pasando?—Susurro para sí mismo, antes de comenzar a moverse frenéticamente de un lado a otro, en un inútil intento de soltarse—. ¡Ayuda!

  El continuo movimiento, provocaba que la silla bajo el crujiera. Si no había nadie, era su oportunidad perfecta para escapar, no podrían escucharlo. Ahora ya no había parte de su cuerpo que no se moviera, ni lugar para la sensatez en él.

  No sabía dónde estaba pero iría paso a paso, lo primero era liberarse.

—¡Mierda!—Gritó desesperado, prolongando la a.

  Eran nudos profesionales, no se habían aflojado ni un poco. La persona que lo mantenía cautivo sabía lo que estaba haciendo.

  Con más razones, Kai empezó a menearse cuál loco sobre la silla. Tras unos cuántos minutos de forcejeo, perdió el control y el equilibrio. La silla se fue para atrás, el grito quedó atorado en su garganta y el sonido seco de su espalda, la madera y su cabeza estampando contra el suelo, fue lo único que se escuchó en el lugar.

—Vaya... Realmente eres más tonto de lo que creí—Otra voz se hizo presente y unos pasos ligeros también.

—¿Quién eres? ¿Por qué me tienes aquí?—Preguntó el chico, completamente cohibido por la situación.

—¿Es en serio?—La mujer dijo incrédula—. ¿Acaso no me reconoces, mi amor?

  Las palabras fueron susurradas cerca del oído del moreno, se escurrían como veneno a través de los tímpanos del contrario.

—¿Jennie?—Pronunció extrañado, un ceño fruncido marcado en su rostro.

—¡Ding, ding, ding!—Canturreó contenta, al ritmo de los zapatazos que daba al trasladarse—. ¡Tenemos un ganador!

  Tras el anuncio, el interruptor de la luz fue encendido, un ligero 'click' acompañandolo.

  Kai entrecerró sus ojos, se había acostumbrado a la oscuridad de la sala. Parpadeó fuertemente dos veces hasta que pudo abrir sus ojos completamente y visibilizar a Jennie sentada en un sillón de cuero rojo, a unos cuantos pasos de él. Era un sillón individual, estaba recostada horizontalmente sobre el, su espalda en un posa-brazos y sus piernas sobre el otro, una arriba de la otra. Su mano izquierda jugaba inquietamente con una especie de lima de uñas y en la otra sostenía un control remoto.