↝Duelo↜

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  Las clases habían sido suspendidas el Lunes cuando la junta directiva se enteró de la muerte de Tzuyu. Hoy era Sábado, un día después de su fallecimiento y el día de su velorio y entierro.

  Ahora mismo estaba en la funeraria, rodeada de gente que lloraba a mares, o al menos, intentaban retener las lágrimas miserablemente. No conocía a la mitad de las personas allí y estaba segura de que Tzuyu tampoco, a pesar de ser bastanre juguetona, no era sociable y no le gustaba entablar amistades con gente nueva. A lo lejos pude ver a Rosie llamándome, haciendo señas con sus manos, y a paso rápido me acerqué a ellos. Se veían igual de devastados que el resto de los presentes, incluso Kai, que tenía bastantes roces con ella por su cercanía hacia mí, parecía triste y apagado.

—Hola...—Saludé en un hilo de voz, esperando que me hayan escuchado.

—Hola Jen—Murmuraron en el mismo tono bajo, intentando mantener el silencio en señal de respeto.

  Me tomé un tiempo para examinar a cada uno de mis amigos con detenimiento. Rosé lloraba abrazada a Kai, quien intentaba calmarla sin mucho éxito porque hasta el mismo se encontraba sin ánimos. Nayeon también lloraba pero a diferencia de Rosé, ella no se molestaba en mantener sus sollozos lo más bajo posible, los dejaba escapar fuerte y claro, cosa que no me sorprendía, ella había sido como una madre para Tzuyu desde que llegó. Sehun estaba bastante sereno para sorpresa mía, considerando que era bastante sentimental, su rostro estaba completamente serio y escaso de expresión pero en sus ojos podían verse un destello de dolor. La única que faltaba era Irene, al parecer no había llegado, algo bastante raro teniendo en cuenta la situación.

—No conozco a la mitad de las personas aquí—Murmuró una voz rasposa tan conocida.

  Tal como si la hubiese llamado, Irene se metió al grupo que habíamos armado, acomodando su abrigo mientras tomaba lugar a mi lado.

—Lo sé, apuesto a que ni siquiera la conocían en lo más mínimo—Contestó Nayeon con indignación—. Hipócritas.

  Hipócritas.

  Eso era, una hipócrita. Después de todo lo que había hecho, estaba fingiendo un dolor que no sentía, consolando a mis amigos como si yo no hubiese podido impedir la muerte de nuestra supuesta amiga. Jamás había sido una persona muy empática, muy pocas cosas lograban que sintiera algo por los demás, ya sea pena o cualquier otro sentimiento positivo o negativo. Esta no era una ocasión en particular, Tzuyu era molesta, egoísta, tonta, pesada, irritante y miles de cosas más que no valía la pena decir, incluso personas como ella merecían un mínimo de respeto una vez que partieron del mundo y más si la culpa, en una mínima parte, fue mía.

—¿Creen que debamos ir a saludar a sus padres?—Preguntó Rosé en voz baja, con su mirada clavada detrás mío.

  Todos nos dimos vuelta para ver lo mismo que ella veía, al señor y la señora Chou, tomados de las manos, con lágrimas y ojeras en sus ojos, intentando mantenerse de pie como podían. Saludaban a los presentes que se acercaban y ofrecían sus condolencias, probablemente queriendo terminar todo tan rápido como empezó, esperando irse a casa y lidiar con su propio dolor en paz. La señora Chou se aferraba a un pañuelo morado en su mano izquierda  mientras que con la derecha sostenía la mano de su esposo, de vez en cuando limpiaba su nariz con el trozo de tela y sus lágrimas, también. El señor, por su parte, intentaba ser fuerte por su esposa, sosteniendola con firmeza, aunque a veces lágrimas traicioneras bajaban por su cara ligeramente arrugada.

—No sé, parece que es lo último que necesitan ahora—Irene quitó las palabras de mi boca. Al parecer había notado lo mismo que yo.

—Aún así debemos ir, fuimos los amigos de Tzuyu, apreciarían saber que estuvimos aquí para decirle un último adiós—Sehun habló por primera vez desde que había llegado pero su rostro seguía igual de serio.

↝Nosotras↜ Jenlisa FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora