• CAPÍTULO 54 •

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—Si, yo le digo.

Sigue con su camino con la mirada perdida pero no me importa, seguro que viene de enredarse con alguien en algún bar o alguna maldita cosa que hacen las mujeres.

Lo busco por toda la casa, así como también busco mi retrato de Karol pero no lo encuentro y me enojo.

Subo, y hecho afuera a Natalia, tomando su brazo y arrojándola sin cuidado haciéndola chocar contra la pared y se cae.
Pero no me importa. Estoy muy enojado, estoy enfadado y quiero encontrar a ese maldito y darle su merecido.

Me quito la ropa, me meto a la ducha y al salir con la pijama me quedo mirando aquel hueco vacío de la pared.

No apago la luz, sino que voy por mi cartera y saco las fotografías de mi amada.

Su cuerpo, su rostro, sus ojos... todo en ella es tan perfecto. Es una terrible lástima que la he maltratado tanto y que seguramente aquellos azotes le dejaran cicatrices. Pero no me arrepiento de lo que hice, ella debía de aprender que quien manda soy yo.

Pero hoy estoy algo feliz, ya que me enteré de que Harry Moore ahorita está en Indiana pues se le vio en una estación de autobuses.
El hijo de puta sabe que lo estamos buscando y juro que ansío el momento en el que pueda enterrarle un cuchillo en el corazón para así poder dárselo a Karol y tal vez con eso haga que regrese conmigo.
Eso, o tal vez hará que me odie más.

Yo lo único que quiero es complacerla. Siempre he querido eso y siempre seguiré queriéndolo.
Por eso no he mandado por Bratt ni por Maxon que se han aliado con ella.
Lo sé todo, sé que están juntos, sé que me traicionaron y sé que me odian. Pero no me importan, el único papel que juegan ellos es el de complacer a mi mujer y que se sienta aunque sea con un poco de poder.

Cree que me puede ganar, pero en menos de nada la tendré conmigo y esta vez no se me va a escapar ni la dejaré ir porque haré que de una vez por todas nos casemos.

Si, acepto que no sólo me gusta Karol, acepto que lo que siento por ella es algo más fuerte y psicópata.
Acepto que la amo. Y acepto que el único que la puede hacer sufrir soy yo, y nada más yo.

[...]

Me levanto temprano, me pongo la ropa para hacer mi rutina pero algo me impide seguir, ya que las puertas se abren de golpe y me sobresalto al ver a mi madre histérica y muerta en llanto.

—¡Ayudaaaa! ¡Ayudaaa!—grita y corro a ella, así como también la mayoría sale—¡Ayudaaa! ¡No...! ¡Noo...!

—Madre, ¿qué sucede? ¿Qué pasa?

—¡Amor!—corre mi padre a abrazarla y ella se derrumba en sus brazos en llanto—Amor, cariño, mi amor qué pasa, por favor habla.

—¡No...! ¡Yo...! ¡No...!

Miro confundido toda la escena. Hombres armados entran en camionetas, y no son mis hombres precisamente, de hecho jamás los había visto.

Observo extrañado a mis amigos y estos no entienden lo que sucede.

—¡Bruno...! ¡Bruno...! ¡Me lo...! ¡Bruno...!

—Amor, respira por favor, no te entiendo y no te podemos ayudar si no hablas bien.

—Bruno... me... me mataron... me mataron a mi hijo...

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now