Candela 30💚

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 Lo miro en un giro inesperado, ¿toda la semana?, ¿el tiempo que llevo con él? 

     —No, ¿por sexo? 

     Asier se pone serio. 

     —No, ¿de verdad crees lo que has dicho? —pregunta, no está enfadado, pero sí apenado. 

     —No, disculpa, lo siento, ¿tan mal está que me asegure? 

     —Sí, ¿tan mal lo he hecho yo estos días, que no has visto otro interés en mí? 

     —No, ¿puedo emocionarme entonces contigo? —Y da igual lo que me diga, yo solita empiezo a emocionarme. 

     Las reglas de su juego no dicen nada de contacto físico, por eso busco la mano sobre el volante, un leve apretón, y él me mira. 

     —Sí, ¿puedo emocionarme yo? 

     —¡Eh, no vale repetir! —grito riendo. 

     —¿Quién lo dice? —pregunta, y otra vez he consiguido que sonría. 

     —Yo lo digo, o me niego a contestar —defiendo mi postura con un cruce de brazos y una mueca de enfado tonto. Asier sonríe más abiertamente, ¡ya no puedo bajar más el aire acondicionado, coño!  

     —¿Sabes que esa actitud ridícula me pone?

     —¿Tengo que contestar a esa pregunta? 

     —Sí, ¿lo sabes o no? 

     —No, ¿tanto como a mí verte sonreír? 

     Tuerce el cuello los noventa grados por completo. No se esperaba mi respuesta, digo, mi pregunta. 

    —Sí.  —De sonreír, Asier pasa a morderse el labio. 

     Puedo ver el cartel de la autovía que dice los kilómetros que quedan para llegar, no llegamos antes del almuerzo así queden menos de veinte kilómetros, de aquí me tiro a su cuello y tenemos que parar en la primera estación de servicio para uno rapidito. 

     —¿Ya eras así de divertida antes, que nunca lo vi? 

     —Sí. —Por Dios, los músculos de las mejillas me duelen por sonreír de esta manera—. ¿Te parece estraño? 

     —No, ¿recuerdas que oigo tu corazón? 

     —Sí, ¿eso es importante ahora? 

     Wow, este juego es bueno, consigue que afloren todas tus emociones sin poder evitarlo. He pasado de la duda, a la alegría, de la preocupación a la risa, de la incertidumbre a la ignorancia plena. Y todo con media docena de interrogantes. 

     —Sí, ¿tienes la mínima idea de cómo se oye cuando ríes conmigo últimamente? 

     —No, ¿cómo? 

    Asier chasquea la lengua repetidas veces negando que esté cumpliendo las reglas. 

     —Así no vale. No lo puedo explicar si no formulas mejor la pregunta. 

     Me gusta el juego, está sacando el lado curioso, entrenido y morboso de Asier, pero si no me contesta a mi pregunta, como yo quiero, sacará el mío sádico y torturador. 

     Mierda, mi alma gemela no hablará si no formulo la pregunta correctamente. Es un juego, pero no puede jugar conmigo de esta manera. Reclamo su respuesta, ¡mi alma la reclama! 

     —Está bien, Asier. No, no tengo ni idea, ¿lo oyes también cuando pienso en ti, encima de mí, acariciando y besando cada centímetro de mi cuerpo?, ¿mientras me hablas, me sonríes o me miras?, ¿lo oyes? Porque no puedo parar su latido, porque siento que se me sale del pecho cada vez que eso sucede. 

EMBRUJO DE ALMASWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu